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Inicio / Cuenteros Locales / zorin / EL CRISTO DE MAYO Y LA CRUZ DEL MORRO

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Corría el 1 de mayo de 1946 y frente a la playa Conchan donde termina el médano denominado lomo de corvina, a la distancia una señora cuyo nombre no se ha podido averiguar, observo un curioso caso de representación de la imagen de cristo, la que fue hecha por la naturaleza misma, cuando se está cerca al cerro no se puede advertir sino solo unas líneas a manera de surcos, que nada representan pero en cambio al alejarse del lugar unos cincuenta metros o más la claridad con que se aprecia es cada vez mayor.

La imagen se ve de unos 6 metros de alto, su rostro aparece un tanto borroso, pero la cabellera se distingue nítidamente, lo mismo la corona de espinas, para destacar mejor este efecto los devotos pusieron ladrillos pintados de blanco dando a la distancia la impresión de un marco, desde entonces numerosos fieles acuden a venerar la imagen y muchos han dado en llamarle “el cristo de mayo” algunos años después se colocó una cruz en lo alto del cerro al que llamaron “la cruz del morro”.

También cuentan que un incrédulo agricultor que se obstinaba en decir que él no veía nada, un día tomo pico y lampa y procedió a tratar de borrar lo que él llamaba ilusión óptica, pero le sobrevinieron muchas desgracias, primero se le murió la mujer, después perdió sus cosechas y los dos camiones que tenía, quien antes fue uno de los hombres fuertes del pueblo de Lurín estaba en la ruina.

Al hacer una excavación como a 20 pasos donde se construyó la capilla, apareció agua dulce con solo haber cavado un metro escasamente, el agua era pura y cristalina y se le atribuye propiedades curativas, cuentan que doña María Magdalena Huapaya de Manco, quien padecía de una enfermedad en los ojos se lavó con ella y sano como por milagro, ella en reconocimiento obsequio a la capilla el altar mayor. (Este dato es trascripción de el “comercio” segunda edición de la tarde del sábado 24 de enero de 1953)

Yo tengo un padre allá en el alto cielo
Que a los hijos de Adán ve con ternura
Y si les da copa de amargura
Les da también su celestial consuelo

Tengo un hermano que en el triste suelo
Por el hombre vertió su sangre pura
Y aquel consolador que en gran ventura
Cambia las tibias lágrimas y el duelo

Hoy que me haces llorar naturaleza
Y me cerca de sombras y de horrores
Me vuelvo a tu benévola grandeza

Y si a ti no dirijo mis clamores
¿A quién he de acudir en mi tristeza?
¿A quién he de acudir en mis dolores?

Texto agregado el 27-04-2017, y leído por 112 visitantes. (0 votos)


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