Una existencia sin ser vivida es apenas una mera circunstancia de la vida a la que llamamos existencia, pero sin trascendencia no podemos hablar de su factor existencial.

Muchos viven, y admito que he vivido, sin percatarme de la existencia de los otros, yo tendré mis motivos y ustedes los suyos, pero ESTAR sin SER es ir muriendo todos los días un poco, hasta que un día nos hastiamos de nuestras inacciones y de vivir por vivir ante la riqueza de un mundo que en sus inicios ha sido noble y agradable.

Somos presencias que deambulan sin un sentido verdadero, sin un sueño que embista contra la vida a todo vapor, somos ausencias con apariencia de presencias.

Somos penitencias de los Dioses que han labrado la tierra con amor y cultivado las semillas de la gloria en un estado de redención.

Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros, recupero un pensamiento de Sartre, lo que importa es desentrañar en la profundidad de su significado, SOMOS LO QUE HAN MAL-HECHO DE NOSOTROS y de ese SER nos REHACEMOS, sin dudas abordo la frase desde una posición crítica y reconstructiva, reconstruir nuestra existencia en la cavilación de otras existencias.

He SIDO lo que han hecho de mí, sobre todo mi madre,
ella estuvo siete años de su vida junto a mí,
ella estuvo sin SER,
ella se fue una semana de mayo -días después de que cumplí 7 años- porque a pesar de ESTAR solo estuvo y fue una ausencia disfrazada de una extraña presencia,
una presencia arrebatada,
insignificante y malvada,
con ella fui una pequeña primate,
aun recuerdo comer del plato con la mano,
de tomar el agua como quién ha pasado un año en el desierto,
de pasarme toda una tarde tomando el te con una cuchara y mi único objetivo era vaciar el líquido de la taza sin apoyar mis labios sobre ella,
recuerdo el pan casero de mi papá y los inviernos en el hogar prefabricado,
recuerdo mi pobreza y mi infancia lacerada,
la corrupción de la inocencia en edades tempranas,
recuerdo el frío al despertarme,
el no-ser en los años preescolares -
recuerdo la orina que escapa
y todos se burlaban de la niña que no hablaba,
la que no se relacionaba,
la que a veces se portaba mal
y prefería estar en el piso de su cuarto dibujando, contorneada por un cuadro de luz donde el sol se posaba,
contorneada en el quedo de la imaginación preservada.
Cuando se es niño se juega con el tiempo.

Recuerdo los sueños, ¡un sueño! a mis 6 años, esa mañana brinqué de mi cama y salí corriendo hacia el exterior de mi casa, había soñado que un globo terráqueo me esperaba estacionado para ir a peregrinar por los cielos del infinito universo, un globo de colores y donde apenas me vería, era un día de sol y limpio, pero la ausencia del Globo me entristeció por el día entero, por días que aún vibran en mi memoria. Inconscientemente deseaba irme.

Mamá me dio la libertad salvaje de la NO dependencia,
de la NO civilización,
no me educó con convencionalismos tradicionales para encajar en un sistema,
me crío y me educó como se educa a los salvajes, en las periferias de los arrabales,
a pan y agua,
a palo y ducha fría.
Sin dudas,
ella desprendió la primacía de mi SER,
ella forjó mi fortaleza,
ella me educó pa' aguantármela en la vida,
ella me crío para dejarme un día.

A mamá no le reprocho que se fuera, en los últimos años de su ESTAR presentía que lo haría, lo que nunca le voy a perdonar es que me llenara de ausencias,
de culpas humanas,
de dolores que ensombrecieron la libertad de mi alma,
de tormentos que pesaron como una tonelada de nada,
que me arrebatara a mis dos hermanos, primates también,
nunca se lo he perdonado.

Años que fueron muertes externas para resurgir de mis cenizas internas,
años de escuela y de civilización,
me arrebataron la libertad y el salvajismo innato,
me enseñaron buenos modales y los rechacé por desconsideración y porque no deseaba encajar,
en un mundo tan miserable y de falsas presencias que se desfiguraban al caer el ocaso en la arboleda.

Mamá se fue y dejó a la monita sola en el mundo, el SER es prístino en su origen, sin limitación de tiempo ni imposiciones mundanas -creadas por hombres- que deshumanizan su especie.

Un día de aquellos años, como flor de loto se abrió la conciencia, abrí mi corazón y lo expuse sobre las letras, lo desangré en la tinta que usé para cada manifiesto de mi existencia, nunca he dejado de SER desde que me han parido al mundo.

La intensidad y la pasión de mis letras, no son más que mi SER en su estado puro, un SER salvaje y primitivo, en el interjuego del intelecto y de la ironía, he observado por muchos años las actitudes humanas para lograr anticiparme a ellas, para hacer una reverencia al sarcasmo ante cada esencia escueta, para hacer una reflexión de los SER-ES que no son y que tarde o temprano tendrán que morir para nacer mil veces por su propia indiferencia a sus inquietudes internas.


CAFEÍNA: no concuerdo con vos ni con Darwin, me baso en otras praxis, la vida tiene sentido y nuestras existencias "deberían" de tenerla. Dignificar nuestra humanidad es una voluntad que pocos nos animamos a existencializar, ESTAR SIENDO es SER genuinos, mientras fluimos como un río y nos despojamos de capas que nos limitan ante la percepción de los misterios que subyacen en el universo y ante nuestro interior prístino.
Vivir sin sentido es vivir con falsas glorias y con un arsenal de mediocridades mundanas. Saludos!