Si pudiera nacer de nuevo pediría una casa con luz en las ventanas, campanas y palomas, una bicicleta vieja y un maestro amable.
Pediría certezas y columpios y rayuelas.
Un gramo de amor en cada huella, una mirada atenta o de soslayo-
Pediría que le acompañen a la escuela, lean sus cuadernos, interpreten sus silencios.
Una calle llena de niños, sábanas blacas y conversaciones.
Pediría también volver a jugar entre los maizales, los baños en el río, la risa de una madre, los mismos amigos, los mismos libros, los mismos perros.
Pediría conservar el vestido azul, los veranos junto al mar y sobre todo pediría volver a tener el mismo nombre, y un oficio tardío de poeta.


Somos tierra.
Viento, agua y ceniza.
Estamos llenos de huesos, sangre y cicatrices.
Seres minúsculos, atroces, desilusionados, sin paraísos.
Estamos aquí, allá, en todo sitio.
Caminamos torcido.
Temblamos en noches llenas de puñales y de codicia.
Todo esto somos.

Eso y también dioses cotidianos.
Que predican a deshora.
Despiertan asustados.
Buscan a tientas una mano.
Desean abrir de par en par las puertas para que entre la vida.
Para que avance lenta y cubra con todas sus caricias.

Porque somos

Una porción de amor en el universo.
Un puñado de niños a la intemperie esperando que alguien llame.

Ella es

Una mujer sin dios.
Nunca lo sintió cerca.
Se hartó de llamarlo.
Quedó afónica de tanto gritar su nombre,
de tanto buscar su rastro.
Lo buscó tiempo y tiempo.
En los trigales.
Sobre casas de tejas blancas.
En sus sueños.
Sus delirios.
Sus muertos.
Tenazmente en los libros.
En el andar recto.
Los temblores.
Los últimos besos.

Dicen que de niña
Deseaba que ese dios mirara sus zapatos nuevos.
Sus manos limpias.
Sus largas trenzas.


Dicen
Que pronto va a llover.
Que la noche va a acercarse con todo su grosor, con toda su espesura.
Que el corazón late pero nadie parece hacerle caso.
Que ella quisiera llenar las manos de pájaros.
Escribir en las frentes “no estamos solos".
Robar las piedras que todos llevamos.
Que le gustaría limpiar con un paño tibio, todas las lágrimas que se esconden.

Ella piensa.
Mientras sus pensamientos hacen ruido.
Crujen y dan puñaladas.
Dice.
Segura de que un día.
Un día cualquiera.
Sin lluvias.
Sin noches espesas.
La vida dejará de masticarle febril y enferma.
Segura de que un día cercano, quizás mañana.
Podrá mirarse dentro de los ojos sin sentir miedo

Entonces.....

Entonces

Sueña...
Mitad sueño y mitad vida, pero sueña tan grande y bonito que la vida toda no alcance para realizar el sueño

Vive....
A deshora, en una casa con luz en las ventanas, sin tiempos, sin relojes, sin pizarras.

Juega...
En una plaza de tierra, con mas certezas que dudas, con mas columpios y rayuelas, que códigos y reglamentos. Plaza llena de otros niños, que echen con su correteos a volar palomas y campanas.

Pide....
La risa de una madre, un poco de amor en las miradas, los amigos, los libros y los perros.
Los poetas, las caricias, las guitarras.

Vive.
En un país pequeño.
Tan pequeño.
Que un libro, un techo, una esperanza...
quede siempre tan cerca
que puedas rozar su cielo con el calor de la punta de tus dedos.