Dame tu paz
no quiero palabras acumuladas
que no digan NADA,
dame tu tiempo sagaz
que hemos venido a la vida por involuntad.

Hay amores
que al hombre hacen más noble,
hay sueños y apreciaciones
que abrevan la distancia de nuestra orbe.

Hay sonrisas
que le ganan la pulseada a las diáfanas lágrimas,
hay personas que se empeñan
en autolacerarse por no adentrarse
en el dolor de sus entrañas.

Hay seres que viven una vida a tientas
en las penumbras que los adiestran,
hay escrituras
que no conmemoran el elixir de la existencia
y me descubro en el despertar de la conciencia,
ambas hemos gozado de una tregua
para preservar la convivencia.

Hay una eternidad golpeando a mi puerta,
pues,
no te quedes a mirar la vida en una pantalla siniestra,
no te mueras por indigencia,
no te quejes cuando la tecnocracia haya matado tu esencia,
¡vete a sumergirte en el mundo de lo absurdo!,
ama y deja que te amen sin bajos recursos.

Ama y no dejes que arranquen el amor de tu alma,
sana tus heridas mansalvas,
busca tu destino
y ¡sálvalo del peligro del exterminio,
sálvate de la pasividad de los días!
y deja de cultivar cobardías
que no te servirán de refugio
cuando la creatividad demande tu rebeldía.

Hazte fuerte en un mundo
de amores perros y de dolores,
de poetas y de asesinos a sueldo,
de ternuras puras y de falsos dioses,
de malandras y de mendigos,
de tintas y de corazones,
de suicidas y de pocos amigos,
de guerras y de pasiones,
de psiquiatras escritores
y de locos que inciden en el dominio del raciocinio.

¡Hazte fuerte, profeta sin tierra!,
a pesar de que te sobren ausencias y contradicciones
¡y deja el melodrama, poeta!
para ocasiones que carezcan de quedo y de revelaciones.