Al siguiente día de mi muerte,
me resucitaste con el beso de la buena suerte,
jugamos en la complacencia paciente,
y nos desvestimos ante el presente
llenando nuestros labios de piel ausente.
Mordiste de mis senos el dulce caramelo,
bebiste, con labor majestuoso, el anís del desenfreno,
ardimos en el frenesí del ensueño,
y acaricié la cárcel de tus hombros
en una orgía de entrega y de festín en el dormitorio.
Lenguas de fuego en el beso sincero,
lenguas que le mojan la honra al viento,
lenguas que alborotan el placer revuelto,
gemidos de dama salvaje en la oquedad abierta,
dame lo que queda de vos, mi vida
que multiplico la apuesta.
Te motiva verme sumida en tu fuerza,
verme estremecer en cada roce de tu lengua,
te amparas en tu sexo de macho alfa
para tumbarme sobre la contienda de tu cama.
Resurrección en la boca santa,
peregrina de tus besos de ayahuasca,
nena devota y amanecida de albas,
perfumada de besos y de caricias sin dueños,
bohemia y profeta en tiempos enfermos,
amante y alondra en los cielos de tu cuerpo diestro,
¡il mio cuore, te quiero!
Dios de mi credo
no tengo origen certero,
poeta y mafioso a sueldo
nos ganamos el pan del día con trampas y sonetos,
y fue necesario amarte en mis arrabales
pa' abatir la multitudinaria soledad de mis tardes,
fue menester darle una tregua a mi mente
ante la precipitación de la conciencia que se abre.
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