AROMA A CHANEL EN LAS SÁBANAS DE SCARLETT JOHANSSON...
(Ensayó breve o cuento maldito)
Por: Daniel O. Jobbel

Guardo eso de vos. Y le hice caso a Woody. Siento que me retienes por un lazo de sombra debajo de mis pies. Ese no se qué. Delante está tu ventana y tus jeans desgastados. El velador que se apaga, una habitación blanca como la luna. Tu belleza fulmina en pleno corazón, onda expansiva a mis instintos de viejo cinéfilo.
Muslos firmes, pies descalzos. Un atado de Phillps Morris , un libro de Mai Jia sobre la cama. Un elepé de Tom Waits con rasguños de un tiempo, un amarillento diario, antiguas fotos, huellas de un horóscopo, y una mujer rubia fumando asqueada. Sí es tu cliché en la portada del cine. Un café humeante. Un 38 corto por si hay problemas. Una carta que alguna vez quisiste escribir y no pudiste.
Con el anunció del casting en Shanghai, los fans ya bramaban en las redes, como si Alfred fuera coreano, o Hulk hablará guaraní y el Guasón asemejaba al Chavo del Ocho. Pero, siempre hay un pero, y al menos para vos, el blanqueamiento 'asiático' continúa. Hollywood y Marvel todo lo puede. Y una Scarlett Johansson interpretando a un ¿personaje japones? en 'Ghost in the Shell'. Sin embargo te falta nafta querida. ¡Sólo belleza!
Bailan plumas jaqueando el rostro, acariciando la miel de mi alma, y en el celuloide ahora, 'Under the Skin' con ese carré de tu pelo que se mecen ante mí. ¿Ahora, corto y teñido de negro ?, pucha digo... mierda ¿Que sentido tiene? Ese Leed que aulla y enceguece. Apenas por un jirón de luz helada entre los dientes, se deja ver tu sonrisa antes del palpitar de un beso. Mujer desnuda, mujer malvada, suerte de 'viuda negra' con un arma letal, en pose de experta tiradora. A ver. Se me hace cuento. Lucy, inocente mulita, drogadicta y fatal. Podría ser de Los Ángeles su arrabal, tan parecido aquí. Pero es Hong Kong quizás. Es medianoche, neblina tiesa, humedad y frío. En un galpón
de un viejo muelle, en un televisor se oye el blues que te gusta, que funciona a medias; un sillón desvencijado, dos o tres almohadones tirados en suelo y ese hedor mustio a casa sola. Un espejito roto en la mesa, una línea de alcaloides, un aspirador. Hubo presencia de alguien en esa guarida. Un pucho, una pitada, tal vez dos. La data. Buscar a alguien. Otra pitada, dos. Alguien susurra en alguna parte. Ves dibujos japoneses, ropa vieja cubierta de polvo. Abres otra puerta. Llamas a alguien. Asoma el caño de un revólver. Otro fulano apunta. Un fogonazo, otro, y otro. Sonido seco. Un tipo cae bajo las balas. El viejo malo. Y allí estás heroína vengadora. Alguien solloza en un rincón hecho un ovillo. Le dices que no llore. Le abrazas. Es un niño...
No tiene importancia Scarlett. Hoy no sueño, no, aquí está el sueño en pequeños ciclos.
Mágica locura de los cinéfilos. Conjuro ese fruto maduro de carne tersa, sombrío éxtasis del vino moscatel, boca con rouge que haces agua mi boca y otras bocas, ojos verdes que asesina miradas, sábana de horizontes puros, pezones firmes bajo la remera mojada, sábana ociosa estremecida bajo caricias ardientes, dónde ruges en esa pope de Marvel bajo los brazos de algún malandra con bajos instintos. Sábana estremecida de sexo, con aroma a Chanel número 5 , bajo ardientes caricias de melodrama.
No obstante preservo contigo, las formas, el aroma, el ímpetu. La síntesis de tu cuerpo, esa magia que aspira el querer. Y tiene razón el querido Woody: eres musa insoportable. Me aferro como mastin a su presa sagrada, como la argamasa que se funde en una sola piel. Irremediable es la dicha, y me adhiero al tablón de náufrago, ese llamado amor de cinéfilo.
Que peligroso son los desaguisados Scarlett. Pero que justo¿eh?, cuando Hollywood descubre que el mercado a conseguir y conquistar es el asiático tú personaje del cómic original en 'Ghost in the Shell' acaba con las vanidades y viene a descuajeringar todo.
Aquel que se conjuga en ti, mujer. Con tu silueta cuando la luz se va apagando en tus ojos, donde nada la luz de la luna. Y tus canciones en cajitas de fósforos como 'Anywhere I Lay My Head', tu himno a Tom Waits... Aburrida y alcohólica para mi gusto. Sopla la ola de tu vientre ahora, tu piel toca. Estremece. Ahora, tus piernas, tersa, suave; y tu pie acaricia, así, con cada dedo, y riega por el aire tu caliente éxtasis de cualquier noche de verano. Rubia de bodebil que te hicieron soñar de la noche y del día, en esa barricada de Hollywood ... Espera que el ladrillo de la pared golpee tu cabeza. Entonces después despierta.-
Cuando el portero abrió la puerta del burdel sentí en la cara el golpe del olor a cigarrillos, bebidas y de otras mujeres. Acabo de ver tu película. No vendas carne podrida. Ingnoro porqué no entiendes que te prefiero a ti. Y a pesar de todo afronto las miradas que se clavan como puñales... Con un whisky de madrugada, con las oscuras ojeras de sueño y los brazos entumecidos, bebo tu carne de fantasía. Tu talle, eso tu talle, huelo tu talle, lo diviso, que le roba los ojos a cualquiera de la calle. ¡Mujer desnuda, hembra material, vestida de tu color que es vida, de tu forma que es belleza! Tu talento ha crecido entre los fotogramas de 'La joven con el arete de perlas' de Peter Webber, la suavidad de tus manos vendaba esos ojos. El último chasco nipón 'un bodrio'. Y en pleno verano a mi se me hizo cuento el ' panorama desde el puente' y en plena tarde a lo Arthur Miller, en un cine cualquiera, morabas aunque ausente. Imagino ese rincón de aquella esquina de Café en Quinta Avenida; el viejo cinéfilo ve lo que sueña tus ojos y guarda tu risa, como un melodrama de Woody Allen, cómplice de la memoria.-®