El desamparo
ha rasgado las primaveras de mi camisa
desflorando su encanto en la carencia promiscua,
la misericordia del mundo
no ha sido honra ni decoro,
y he crucificado tu recuerdo
porque si regresas
no podré abatirte con mis fuerzas.

Cuando no puedo escribir
se disipa en la perversidad mi sombra,
cuando no puedo amar
la náusea me desborda,
cuando tengo que mendigar
el vacío azota mi conciencia primorosa.

Cuando no puedo decir
me transfiguro en la prosa rota,
y es un calvario extrañarte
en la fatalidad de las horas,
es un desorden amarte
cuando jamás he de encontrarte,
cuando el beso no será
ni tampoco la ofrenda de caricias al despertar.

Cuando no puedo vibrar
la tristeza de la vida comienza a menoscabar,
cuando el cronopio se vuelve fama,
cuando la felicidad es una infamia,
cuando hubiera precisado
de la parsimonia de tu silueta
para que el dolor no me jugara un treta.

Cuando tu rock rasguña el alma
y mi tango hace bella la nostalgia,
cuando no serás mi príncipe del cuento
ni yo seré la princesa que te abrace
cuando se desaten del Apocalipsis
los vientos ancestrales.