Soñé que me implantabas el corazón. Soñé que íbamos juntos a tantos lugares. Te soñé en la casa de mi pasado. Te soñé en las avenidas desiertas de mi presente. Te soñé en los laureles imaginarios de mi futuro. Y te soñé en mi corazón de relojería carmesí. Luego desperté y te vi allí, durmiendo a mi lado, soñando con perros y otras personas. Intente tocarte y te apartaste. Me sentí caer, la cama un precipicio, el viento que gritaba en mis oídos las sabanas. Pensé en mirlos de cinco colores. Pensé en atardeceres verdugos. Pensé en mi piel borrada descascararse. Y caí.


Y caí.


Y caí.


Y caí.


Y caí.


De la tierra al sol, caí.

De raíces ciegas a azules inmemoriales, caí.

Del odio al amor, caí.


De la falta de tu calor a el dolor de mi frialdad, caí.




De ti a mi,

Caí.