Parece un buen día para recordar
las tardes aquellas en que mis manos se extendían
hasta los nidos de tus pechos
y tu boca se llenaba de mis besos.
Hoy los árboles del ayer vuelven a recordarme
y las puertas de siempre vuelven a abrirse.
No hay horizonte más largo que la memoria
y en el blanco papel de la luna se escribe lo que perdura.
Parece un buen día para recordarte
desde el color de mis pupilas
vestida para inaugurar la primavera
pintada del amarillo tenue de la mañana.
Hoy será hoy para siempre
sin que pueda olvidarte
aunque el viento y el mar se unan para borrar tus huellas.
Hoy es un buen día para beber lluvia
caminando por calles que ni van ni llevan a ninguna parte
dividiéndonos la noche en partes iguales
para guardarlas en el pañuelo de los sueños
y soñarnos como siempre
en la fotografía imborrable de la memoria.