El Valle luce esplendoroso su manto de flores de cerezo y tú ya no estás. Te fuiste con la primavera, un seis de abril luminoso. Y hoy el día amaneció nuevamente espléndido sin ti, lo que tiñó la luz con sombras . Tu puerta en breve se cerrará. Y echaremos de menos tus divertidas historias de enfant terrible.
Nunca olvidaré aquellas tardes de verano de mi infancia en el río en que me enseñaste a nadar a las bravas, lanzándome al agua sin miramientos.
Recién te has ido , querido tío, y me falta valor para borrar tu teléfono de la agenda de contactos de mi móvil.
Costará vivir otras cereceras marcadas por tu marcha definitiva.
Siempre vivirás en nuestra memoria.
Que la tierra te sea leve.