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Crónica
VOLAR
Para caminar o correr por los caminos construidos por la ambición del hombre y sus ansias de figurar, aquellos que nacemos faltos de las cualidades o herramientas para movernos en ese mundo, no nos queda otra alternativa que aprender a volar; no para competir con los que corren, sino que para escapar un poco de aquella vorágine impersonal, alienante y destructora.
De muy pequeño aprendí a volar, no recuerdo cuanto me costó intentarlo, cuantas veces caí apenas remontaba en el aire, pero a fuerza de ignorar otros deseos y apremiado por circunstancias, por largas horas lograba elevarme y mirar mi comarca desde arriba y a vislumbrar lejanas fronteras que se dibujaban en el horizonte. Mientras otros niños corrían en monopatín o discutían sobre atributos y pertenencias yo me elevaba para verlos competir o alegar por un primer lugar. Ellos no se daban cuenta que los observaba desde arriba y pensaban que me quedaba en la línea de partida con las ganas de competir, no notaban que volando ya había llegado a la meta mucho antes que ellos.
Muchas veces en vuelo silencioso acompañe a la niña más linda del pueblo que con su pelo al viento se desplazaba en su brillante bicicleta, sin que ella se diera cuenta de mi aérea y protectora compañía.
Otras tantas competía en piruetas con mi propia cometa que elevaba y dejaba anclada al alguna pesada piedra allá abajo en medio de la ventisca, mientras arriba nos trenzábamos en competencias de destrezas las avutardas, las bandurrias, algunas nubes, la cometa y yo.
Fueron muchas la ocasiones que me animé y aventuré a llegar más allá de ese horizonte que desde tierra se veía lejano e incluso bastante más allá del horizonte que yo suponía veían mis pequeños camaradas.
Con el paso del tiempo, los compromisos del entorno, las realidades de la vida, la presencia de la imagen en el espejo y las miradas de los demás, el temor al ridículo y al qué dirán, además de otras circunstancias que no permiten volar en vuelo libre sin arriesgar que a uno lo condenen por ir contra el orden establecido o lo tilden de loco sin remedio, las alas se fueron atrofiando hasta que llegado un momento sólo fueron un muñón de recuerdos y dos apéndices minimizados de los omóplatos, escondidos una parte bajo la piel de la espalda y otra en un rincón del cerebro.
Pero cuando los años pasan, cuando los compromisos se diluyen, cuando las realidades de hoy han cambiado y son distintas a las de ayer, cuando ya se perdió el temor al ridículo e incluso cuando uno a lo largo de su vida se ha ganado el derecho de volar, los muñones disimulados bajo la piel comienzan nuevamente a transformarse en alados pliegues que primero con dificultad y luego con entusiasmo desbordado comienzan a aletear con tal ímpetu que nuevamente nos elevan a las alturas y desde allí comprobamos que podemos ir batiendo nuestras alas por todos los rincones del mundo, por todos los estamentos de nuestra vida y por nuevos derroteros ignorados.
Además con alas rejuvenecidas podemos traer al presente las visiones de todos aquellos vuelos que por años realizamos y mantuvimos escondidos en la vergüenza y el pudor mal entendido.
Incluido en libro: Crónicas al viento
©Derechos Reservados.
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Texto agregado el 04-04-2017, y leído por 401
visitantes. (13 votos)
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Lectores Opinan |
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01-04-2019 |
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Leerte es un privilegio. Mis sinceras felicitaciones. °°°°12 puntos otorgo°°°°
Shalom amigazo Abunayelma |
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05-04-2017 |
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Un texto adorable, con el sabor de la libertad por fin recuperada. ¡Felicidades! Un abrazo. ***** Clorinda |
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05-04-2017 |
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Don Vicente, usted siempre señalando un camino adecuado. FerdiCartago |
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05-04-2017 |
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Hermoso relato, con alitas a sus costados!! Ser libre y emocionales nos pone a otro nivel, Vicente. Un beso! Julia_Flora |
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04-04-2017 |
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Que hermoso es volar. Y más como tú lo has hecho en tu texto, dando ejemplo de que no se necesia ser pájaro para poder volar. Me ha gustado mucho. Saludos. maparo55 |
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04-04-2017 |
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¡Dos alas! ¡Quién tuviera dos alas para el vuelo! Esta tarde en la cumbre casi las he tenido, con el loco deseo de haberlas extendido sobre aquel mar dormido, que si no fuera un mar, bien sería otro cielo. (De mi compatriota Alfredo) -zepol |
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04-04-2017 |
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Como los caminos tus pasos serán largos. cumplirán solos su destino. avanzaran heroicos no se a donde...pero tus pasos no serán vencidos JULIANGA |
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04-04-2017 |
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Muy buena lección de vida, excelentemente contada. ***** Ah!!, lo del pollito fue real. grilo |
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04-04-2017 |
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1. Así es, mi dulce amigo, cuando se deja tanto prejuicio a un lado y lo que digan los demás nos resbala, volvemos a ser nosotros mismos y podemos volar y hacer que nuestros sueños se hagan realidad. Quien no logre entender esto, vivirá esclavo de su ignorancia, prejuicios y temores y, por ende, su alma estará siempre marchita. SOFIAMA |
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04-04-2017 |
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2. Has pintado una escena exquisita con imágenes y sentimientos que me erizan la piel; y has trasmitido un mensaje del tamaño de una catedral. ¡Viva tu libertad espiritual! Cada día me alegra más de que nuestra Sheisan te haya traído. Un abrazo, amigo tan querido como respetado. SOFIAMA |
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04-04-2017 |
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Excelente propuesta, no podemos contentarnos con caminar, con correr, hay que atreverse a volar, a surcar por esos límpidos cielos y si es necesario hay que planear en el aire, abrazos y estrellas. nelsonmore |
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04-04-2017 |
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Cual Juan Salvador Gaviota,te remontaste en el cielo,para regalarnos este bello texto.UN ABRAZO. gafer |
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04-04-2017 |
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Es de locos pero si los años nos dan el poder volver a volar. sensaciones |
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