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NDEE - Cap VII.

Llegué con documentos e informes de otros casos a la consulta de Fernando al siguiente día, después de los sucesos ocurridos en el hospital. Los médicos presentes tomaron la decisión de ser testigos y confirmar los hechos conmigo y con él, después de una breve reseña de lo que creemos, como equipo, que es el problema de NSM. Todos declararon sus versiones y dejamos a disposición del mismo hospital todo el material, mientras nuestro paciente sigue hospitalizado en la zona de cuidados especiales. Cada historia es más espeluznante y replica cada hecho tal como lo recuerdo. Algunos tuvieron visiones durante el ataque y producto del estrés que se dio por la situación y según puedo concluir, muchos de los testigos, en los cuales nos incluimos con Fernando, sentimos y nos dimos cuenta de las mismas acciones, características y sonidos que reprodujo el paciente durante su estado de “ataque”.

Fernando se ve cansado, frustrado y poco escéptico, a pesar de ello sigue con la idea de llevar a NSM a Putaendo. Sé que no puedo preguntarle cosas profesionalmente en este estado, ya que no las contestará con la mente fría y calculadora que posee. Se ve superado por una enfermedad que reconozco nos está ganando y ha tomado la ventaja sobre la persona que la padece. Dudo, a ciencia cierta, que NSM en un próximo ataque de esa magnitud pueda sobrellevar y mantener la cordura o su estado físico ya severamente dañado.

Fernando toma los documentos y me mira extrañado, pero no dudoso. Me sirve un café en silencio y se sienta a leer y analizar los datos que comenzaremos a utilizar como base para un tratamiento lo más pronto posible, ya que hemos concluido que las pastillas y químicos utilizados en el hospital mientras se lidiaba con el ataque del paciente no han servido de mucho y quizás una sesión un poco más relajada deje mejores detalles del progreso de la enfermedad y del estado de NSM fuera de lo que podemos ver a simple vista o que ya hemos analizado a través de las máquinas y los diferentes exámenes de los días anteriores.

Luego de un par de horas, hemos deliberado en conjunto con Fernando que NSM padece en una alta probabilidad de TID (trastorno de identidad disociativo) que se había propuesto un par de días antes, asociado a un nivel físico-mental de su estado del sueño y relajamiento corporal. Dadas estas características, los eventos ocurridos en nuestra consulta y en el hospital, los médicos testigos han llegado a una conclusión similar, lo que nos ha llevado a tomar una dirección psicoterapéutica de hipnosis para tratar de confrontar a la personalidad que está “violando” el espacio de NSM al momento de relajarse. Con estos datos, podríamos lograr un avance y tomar por fin la delantera de rescatar a nuestro paciente de su severo y oscuro problema. Pongo mi fe en la ciencia que esto ayudará a mejorar su situación y quizás encontremos nuevos indicios dentro del estudio que logren reanimar el estado del paciente y de este tipo de trastornos a nivel mundial, ya que pocos casos se han dado a esta escala. Espero podamos tener una mejor imagen de lo que NSM padece, para atacarlo directamente sin malgastar más tiempo dado lo crítico de su estado, tanto físico como mental.

De las cosas que pasaron el día anterior en el hospital, me he dado cuenta con el tiempo que a veces cuesta creer que conozcamos en su totalidad la capacidad de nuestro cerebro en situaciones de estrés con alto contenido violento. Me llama la atención que a pesar de conocer estas características de habilidades sobrenaturales o acciones de poca explicación lógica, como es el caso de los relojes, me deja perplejo a un nivel de que quizás el problema de NSM derive en una capacidad electromagnética generada por la cantidad de energía que su mente libera al lidiar con estos ataques y no afecte más que a las máquinas que lo rodean. Para la hipnosis, que tenemos presupuestada hacer en lo pronto, me conseguiré un galvanómetro para detectar si existe o no el campo electromagnético que debe estar alterando la hora de ciertos aparatos domésticos y hospitalarios como ya ha sido el caso. Creo que es digno y honesto volver a contarles que reconozco tener miedo, algo jamás sentido por mi cuerpo ni interpretado por mi mente, un susto en potencia que sigue creciendo a medida que pasa el tiempo y envuelve mis nervios cada vez que vuelvo a recordar la cara de NSM en ese estado de descontrol corporal y mental. También he decidido, de manera personal, no negar en un cien por ciento la idea de que realmente exista una entidad superior que esté ocupando la mente de nuestro paciente como canal para demostrar su existencia, científicamente no está probado que exista vida aún en algún lugar del universo, y a pesar de que Fernando en ese sentido es más escéptico, no ha puesto en duda que haya un factor externo, al menos en un bajo porcentaje. Si esta investigación y estudio logra dilucidar al menos un resquicio de información a alguna cadena científica que esté en búsqueda de inteligencia superior, haremos lo posible también por apoyar los fundamentos necesarios para probar su…

Fernando me está mirando con cara de preocupación y algo extrañado. Me hace una seña que indica rareza y comienza a mirar la habitación donde nos encontramos como si no la reconociera. Es más extraño aun sabiendo que es su consulta donde nos encontramos. De la nada un gigantesco escalofrío recorre mi cuerpo y Fernando se para como si fuese a defenderse de algo que yo no logro ver. Me paro también y camino hacia él lentamente. Parece ido y en shock. Estoy a punto de decir su nombre y me hace una seña de que haga silencio y ponga atención.

Un silbido casi imperceptible se podía escuchar proveniente desde una de las murallas, como si hubiese un parlante a volumen mínimo pero audible escondido entre las maderas de la pared, haciendo como esa estática que ocurre en las radios antiguas cuando cambias de dial. Asiento mirándolo seriamente y acercándome a la blanca zona del muro donde apuntaba Fernando mis pies me rechazaron y no pude seguir caminando. Estaba bloqueado, mi cuerpo se congeló y no pude seguir avanzando. No sé con qué cara le comuniqué a mi colega de mi estado, pero cuando me devolvió la mirada, también supe que él estaba en la misma situación. El sonido comenzó a agudizarse a tal punto que el único movimiento que podía hacer era el de mi garganta quejándose. Intenté mirar por la puerta y vi una figura alargada humanoide recorriendo la pieza del frente, tan alta que necesitaba encorvarse para mantenerse dentro de la habitación sin tocar el techo, volví a mirar a Fernando y noté que estaba llorando. Yo también.

Mi cuerpo comenzó a sentir un frío inquietante y penetrante, sentía que un viento frotaba mi nuca mientras mi cuerpo aún no contestaba, los pelos erizados y resequedad en la boca. Me sentí débil, desprotegido y a merced de lo que fuese que estuviese dentro de la casa. Mi mente me estaba traicionando lúcidamente, yo sabía que era así, y a pesar de ello, no pude impedir que los efectos me invadieran. Volví a pensar en lo poco que sabemos de nuestro cerebro bajo ciertas situaciones e intenté explicármelo una y otra vez para auto convencerme de que lo que estábamos viviendo era simplemente un producto imaginario y compartido del efecto que tuvo la acumulación de eventos traumáticos y que se asentaron en nuestra cabeza dado el estrés y lo intenso que se ha vuelto el trabajo de ayudar a NSM a vencer a su enemigo.

Parecía que habían pasado horas después de la experiencia que tuvimos con mi compañero, pero solamente fueron segundos. Jamás en mi vida había tenido una experiencia tan lúcida de estrés postraumático en pleno tratamiento de un paciente. Al entrar en la pieza donde vi pasar a esta entidad humanoide, no había nada. Fernando me dice que escuchó ruidos pero no vio nada. Espero que encontremos pronto la cura a esta enfermedad, científicamente dudo, en este mismísimo momento, que no sea contagiosa.

Después de los puntos suspensivos que dejé arriba en un par de párrafos seguía la palabra veracidad.

Escribiendo esta entrada en este mismo momento escucho a lo lejos el sonido constante de unas campanas pegadas en mis tímpanos y lamento decirles que no sé si quiera dormir esta noche.

Texto agregado el 04-04-2017, y leído por 69 visitantes. (0 votos)


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