10 de Diciembre, 2014
Me enfermaba,
me repugnaba,
me atormentaba,
me aliviaba,
me daba vueltas en la cabeza
la generosa idea de que cuando me necesitaras yo no iba a acudir a tu consuelo, porque paralelo a esta fantasía, vos me estabas haciendo lo mismo a mí,
me estabas dejando sola, tumbada, rota y varada en el medio de esta jodida vida,
cuando yo más te necesitaba,
cuando sólo en tu hostil amor encontraba mi sanación.
Y te extrañaba, no he de negar que me perturbaba una lánguida fatalidad en el alma.
-¡Oh!, y en tu alma, fatal amor que fue al desencuentro.
Besarte era como irse de gran hostia a otro planeta, a otro mundo,
y hoy, ese mundo que fue un espejo de ambos, se hizo pedazos,
fue desperdicios en el baño de un borracho,
fue vómito en la boca de un drogado, volviendo éste de un mal viaje,
fue daga en las venas,
fue desgano en una mañana de invierno,
fue desequilibrio en los buenos hábitos,
fue prostituta en el asiento de atrás de un coche,
fue barro en la infancia;
¡y fuiste tanto! que ahora ya te estás apagando, veo cómo palpitas a lo lejos, estrella fugaz que has alumbrado la brevedad de mis días.
A veces desapareces por instancias progresivas, y volvés como un fantasma ausente, y el amor lo pateas mientras que la juventud es una virtud de tu osadía.
Yo no he de mendigarte un amor que se está extinguiendo junto conmigo, no he de ir más en contra de mis instintos, pero me estoy partiendo al medio y vos estás ausente e indiferente; y no querría, no desearía, ¡sería un martirio! haber elegido amarte, aferrarme a un pedazo de tu ser incompleto, pero me desgarra el dolor que profesa tu indiferencia.
-“Hey te amaba”, “me entregué entera con lo poco que me quedaba vivo a cada uno de tus impulsos”.
Ahora, en cambio, te vale madre mi desorientación y me dejas absolutamente sola con mis pensamientos atormentados,
con el trozo roto de mi alma,
con el corazón afiebrado y estropeado,
con la vida que dejé antes de tu extraño resplandor, y ahora el porvenir me acecha,
me dejas y te vas con tus mambos externos, porque escúchame bien,
tu interior es un Dios dormido,
un sol sonámbulo que anda a los tumbos,
un irreverente capullo infecto.
Sé que cuando vuelva tu desesperación retornarás a buscarme entre la cólera de un diciembre fatigado, entre la muchedumbre pasiva, y no, no estaré cuando me necesites, me has quitado tanto en tan poco tiempo que sólo acarreas a mi lado asco y dolor, la náusea vuelve a deslizarse invisible por mi organismo. La vida ha perdido su calor y la miel que desprendía se ha ido a otros labios, mientras que el vino ha sido vertido en los paladares más obscenos que ha reconocido la poca existencia de tu humanidad.
No estaré, y esta noche, mi luna de medio queso blanco asoma su pálido rostro por mi ventana,
me observa y me acompaña en la nostalgia de este insomnio,
en la desesperación que se arrebata en mis ojos,
me da eternidad entre tanta necesidad de ausentarme y ser un olvido en la playa de tu juventud lejana,
me atraviesan los vientos de sus noches milenarias para que, sin pudores, regrese la beatitud a mis carnes fatigadas. !Alma vieja que te descompones!
Te odio de la misma descarada forma en que te he amado, me lastimas con el filo de la felicidad que me has arrebatado y me das el pan cortándome las manos.
Adjunto:
https://www.youtube.com/watch?v=LNTJyUeEL-c |