Bajo la blanca nieve caminaba Noah…
No se puede decir que Noah Mondragón haya sido una persona simpática o caritativa pero si fue una persona de bajo perfil que siempre se preocupo por el bienestar de su familia y sus seres queridos.
Noah era el capitán de una feliz familia, con la que vivía en una pequeña pero pintoresca casa en un pequeño pero pintoresco pueblo.
Como en todo pequeño pueblo todos hablaban de todo y de todos, y ese era el problema que la mayoría tenía con Noah, no tenían nada que decir de su persona, hasta el punto de inventar historias para juzgarlo sin motivo alguno.
Bajo la blanca nieve caminaba Noah…
Su familia la formaba su esposa Ana, con quien estaba en pareja desde los 16 años, a quien amaba y a quien le fue completamente fiel desde entonces y dos hijos, el mayor, Lucas y el menor, Mateo. Ambos se llevaban 5 años.
Eran una familia tipo, sin mayores dificultades que las de cualquier otra familia aunque no por siempre todo seria color de rosa para los Mondragón. Mateo era su hijo preferido, aunque obviamente no lo hacia notar. Compartían los mismos gustos, la poesía y la pintura. Solían pasar días enteros leyendo y escribiendo, visitando museos de arte, concurriendo a exposiciones, entre otras actividades.
Al graduarse del colegio secundario Mateo se marcha a la ciudad a especializarse en las artes plásticas.
Lucas, que se pude decir de Lucas, conflictivo desde muy pequeño, era un dolor de cabeza para Noah y Ana. Abandono la escuela a los 17 luego de repetir varios años. Vivió sin trabajar ni estudiar durante su juventud hasta conocer a una joven europea en unas vacaciones. Al cumplir los 25 se marcha a vivir con ella a España.
Bajo la blanca nieve caminaba Noah…
Los más oscuros momentos llegarían para los Mondragón. Cuatro años más tardes de que Mateo marchara a la ciudad, la depresión por motivos que nunca se supieron se apodero de la vida del joven. No pasaría mucho tiempo más para que lo encontraran muerto en la cocina de su departamento rodeado de botellas de alcohol y pastillas. Esta perdida afecto a toda la familia, en especial a Noah y Ana, sus tranquilas vidas se sumergieron en el más profundo pesar.
Durante un tiempo Lucas visitaba con regularidad a sus padres para apoyarlos en ese duro momento, aunque con el tiempo las visitas irían disminuyendo hasta que al cabo de un año luego del trágico suceso eran casi nulas. Lo que jamás pensó fue que esto afectaría aun mas a su madre, volviendo para su funeral.
Ana no soporto la perdida de Mateo y el vivir alejada Lucas por lo que tomo la misma decisión de su hijo menor.
Noah quedo solo, en el pueblo se decía que seria cuestión de tiempo para que terminase igual que sus dos fallecidos seres queridos, aunque no fue así.
En un primer momento no se lo vio salir de casa, semanas mas tardes se lo comenzó a ver todas las tardes pasear con su pequeño perro dando varias vueltas por la plaza del pueblo. Una vez que llegaba a su casa se duchaba, cocinaba cenaba y se acostaba.
Al levantarse por la mañana desayunaba y leía poemas propios, de otros autores, y a veces derramando lágrimas los que Mateo escribía de niño. Luego limpiaba y ordenaba la casa, almorzaba, dormía una siesta y nuevamente salía con su mascota. Todo era completamente rutinario.
Pasaron sus años y Noah continuo fiel a su estilo de vida, solo, aunque no tan solo, acompañado por sus libros, poemas, retratos y su pequeña mascota, en quienes se refugiaba del dolor.
Bajo la blanca nieve caminaba Noah…
El tiempo no paro, Noah ya era una persona demasiado mayor, apenas podía caminar, aunque ello no era impedimento para realizar sus reconfortantes actividades rutinarias.
Una fría noche de invierno Lucas llego al pueblo para comunicarle que la próxima semana lo llevaría a una casa de retiro, estaba preocupado por su salud ya que no disponía de los medios para cuidarse por si mismo
Noah enejado, discutió y se negó a dejar su casa donde guardaba tantos recuerdos, pero para Lucas la decisión estaba tomada.
Cuando Lucas regreso el lunes siguiente para trasladar a su padre se encontró con que este no estaba en la casa.
Bajo la blanca nieve caminaba Noah…
Horas antes Noah había estado en mi casa, toco timbre, me quede sorprendido ya que no era de hacer sociales con los vecinos del pueblo. Lo atendí muy amablemente, ya que mas allá de todo lo que se decía sobre su persona jamás le había hecho daño a nadie.
Fue ese día que me contó algunos momentos importantes de su vida, al marcharse me entrego una carta, me dijo que se la diera a su hijo cuando lo vea.
Obviamente no me resistí y la leí, esta era muy breve, solo decía:
Te amo y te amare como ame a tu madre y a tu hermano, pero creo hijo que antes de abandonar el lugar en el cual fuimos felices y en el cual también pasamos por los momentos mas duros de nuestras vidas, pero que es el lugar en el cual me siento mas cerca de ellos, prefiero marchar hacia donde me esperan Mateo y tu madre. Cuídate y se feliz, algún día todos volveremos a estar juntos.
Al leer la carla Lucas se desespero y me pidió ayuda para buscarlo. Me sentí obligado a ayudarlo. En el pueblo no estaba, tome mi auto y comencé a recorrer caminos rurales por donde se podría haber ido, mientras Lucas informaba a la policía lo sucedido.
El día era extremadamente frío, el viento helado irritaba la piel y el paisaje solo era un manto blanco.
Tras recorrer unos kilómetros lo pude ver a lo lejos, pero lo pude distinguir con claridad. Baje del auto y fui corriendo hacia el gritándole aunque algo en mi quería que el continuase en su camino.
Bajo la blanca nieve caminaba Noah, hasta que finalmente se desvaneció entre los diminutos cristales de hielo para que su alma vagara en libertad camino a reencontrarse con sus seres queridos.
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