Se apresuró a sacar el teléfono móvil del bolsillo. Necesitaba apaciguar la intriga de inmediato. ¿Qué diablos quería decir lo que acababa de pronunciar su madre? Creía que, con los años, conocía y manejaba ya todos los vocablos "extraños" que le gustaba utilizar y por experiencia sabía que si ahora se le colaba alguno eran palabras que él "no debía conocer" por ser "exclusividad del mundo adulto". En resumen: tacos, términos sexuales, y palabras en clave sobre el dinero, o la familia, o ambas.

Todo esto le generaba aún más curiosidad. A estas alturas ya tenía el móvil en la mano y la charla de su madre continuaba de fondo, desdibujada en el sonido ambiente...

Estaba concentrado en la misión: Internet (paso siguiente) Google (paso siguiente) Wikipedia. Las ganas de saber eran acuciantes y la angustia padecida durante las milésimas de segundo que había estado intentando localizar el aparato iba disipándose. La seguridad de la pantalla iluminándose al roce de las yemas de sus dedos terminó de calmarle, a la vez que le acercaba un poco más a la respuesta. En dos segundos se ventiló los pasos previos y ya se encontraba frente a la wikipedia introduciendo las primeras letras. No había dejado de repetirse el misterioso término: DIC-CI-O-NA-RIO ¿Se escribiría así? De-i-ce-ce-i-o Lo puso e hizo click. Mientras los resultados iban apareciendo en la pantalla, a saltitos, pensó en el posible significado. DICCIONARIO ¿Sería un acto pornográfico? o podía ser un país de "por ahí" de los que él no sabía que existieran, o igual el nombre de una atrocidad histórica o social que los mayores intentaban ocultar.

Ya no importaba. La respuesta estaba ente sus ojos, a un toque de dedo. Pulsó y leyó. Diccionario: libro en el que, por orden generalmente alfabético se contienen y definen todas las palabras de uno o más idiomas o los de una materia determinada. Pestañeó dos veces y volvió a releer. Diccio...¿¡Para qué demonios servía eso!? Sin duda ese chisme tenía que ser una invención o un "arcaísmo" de esos que había estudiado en el cole. ¡Menudo tiempo he perdido!-pensaba mientras se guardaba de nuevo el móvil, decepcionado-. Para reconfortarse, dio unos pequeños golpecitos al teléfono que había regresado a la seguridad del bolsillo. Menos mal que te tengo a ti...