Tengo un amigo
que es poeta,
que es bandido
con las letras.
Lo tengo prendido en mis recuerdos
y he dado el SI pa'l casamiento,
él es buen mozo,
bien grandote
y un elefante un poco gordo.
Yo lo quiero y lo extraño
cuando no está conmigo,
yo le escribo
pero él se hace el rogado
y con arañarle el corazón lo he amenazado.
Tengo cien versos
para colgarle en sus grandes orejas,
tengo también, una docena de besos
y caricias más sabrosas que un caramelo.
¡Tanto, tanto he tenido,
tanto, tanto he perdido!,
que hacer un intercambio
con el paquidermo me ha servido,
pues:
la sonrisa más ancha por la autenticidad de su cariño.
Tengo dos amigos
que son poetas,
que son bandidos
con las letras.
Es pesar, es poesía, es amor,
es ternura, es inocencia que se nos perdió,
y lloró un elefante por la herida en su corazón,
a pesar de que un adorable ratón
lo haya batido a duelo por el amor que lo dañó,
a pesar de los labios que tragan olvido
y aquel pequeño roedor
se llevó a hurtadillas mi sombra,
para que le sirviera de consuelo y de abrigo
en las nostalgias que proceden
a la monotonía de las horas.
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