-Sea bienvenido señor.
- Hola… ¿qué hago aquí?... ¿cómo llegue?... ¿dónde estoy?
-Tranquilo señor, estaba caminando por la ciudad, se nota que tenía prisa.
- Así es, tengo el primer acto escolar de mi hija y estaba retrasado, no quiero perdérmelo por nada en el mundo, le prometí que estaría allí. ¿Puede decirme dónde estoy?
-Ha entrado en el jardín señor.
- ¿Jardín?... ¿Qué jardín? ¿este jardín es suyo?
- No, no lo es señor, yo solo recibo a quienes entran en él y los guio.
- Bien, ¿puede guiarme, necesito llegar a la escuela de mi hija?
- Con todo gusto lo guiare señor, al fin y al cabo es mi trabajo, además de darle la bienvenida.
- Bueno muchas gracias; estoy tan ansioso de ver a mi hija, tiene seis años, este es su primer año en la escuela y hoy participa de una obra escolar, no es la primera vez que lo hace, pero si a la primera que asistiré, esta vez no puedo romper mi promesa. Mi esposa me está esperando en la vereda de la escuela, ya debe estar furiosa
- Mi buen amigo creo que debo decirle algo, tal vez debí decírselo antes.
- ¿Decirme?, ¿decirme el que si apenas nos conocemos?
- ¿En verdad eso crees? Tú me conoces ahora, yo te he conocido desde el instante en que comenzó tu vida en la tierra. Lo cierto es que una vez que ingresas al jardín no puedes volver, tal vez algún día te reencontraras personalmente con tu hija y con tus seres más queridos.
- ¿De qué hablas? Debo ir a ver a mi hija, déjame irme o llamare a la policía, no sé quién eres ni que quieres de mí, pero te equivocaste de persona.
- Déjame decirte que eres un gran hombre, por eso estas aquí, también algo inocente por lo que veo. Permíteme presentarme, me llaman San Pedro, si quieres solo puedes decirme Pedro o Simón Pedro.
- No…no puede ser, no puede ser, dime que no es cierto.
- Deberías de estar orgulloso de haber podido entrar aquí, debes haber sido un gran padre seguramente, y tu familia siempre tendrá un lindo recuerdo tuyo, te pensaran con una sonrisa, esperando el día del reencuentro.
- ¿Lo prometes?
- Aquí no hay lugar para la mentira mi amigo, no debes preocuparte. Estarás ahí para ellos, incluso más presente que en tu vida terrenal y aunque no puedan verte siempre te sentirán en su corazón.
|