Inicio / Cuenteros Locales / palujo / La sopa de don Filemón.
Doña Lupe Zelada estaba sopla que sopla el fogón, porque ya le ganaba la hora. En ese tiempo no había energía eléctrica en el pueblo y si faltaba kerosene para el lamparín, se alumbraban, para comer, con la luz que irradiaba del encendido carbón. Tampoco existía la llamada agua potable y los paisanos tenían que carrear el preciado líquido, del pozo cercano a sus moradas.
Aquel día, doña Lupe, cocinaba sopa de arvejas, plato favorito de su esposo Filemón. Éste, felizmente llegó cuando la sopa esperaba lista servida en plato hondo y caliente, caliente, hasta pringarse el pororog.
Don Filemón de pronto interrumpe:
- Lupe -dice- la carne esta duraza; nada siacocinau!...
- Pero si no liechau nada a la sopa -aclara doña Lupe.
- Entón quéstare comiendo -habla don Filemón acercando su plato al fogón para ver de qué se trataba.
- Qués, qué pues? -pregunta preocupada doña Lupe.
- Mira! -dice don Filemón, mostrándole un sapo verde más grande que el puño de su tosca mano- Qué pue notias fijau? -grita.
- Oscurazo estaba cuando chague el agua del pozo - explica doña Lupe.
- Ay!... Ay! -se lamenta el esposo-. Y aura qué quíago con mis tripas? -termina frotándose el estómago. |
Texto agregado el 08-03-2017, y leído por 168
visitantes. (1 voto)
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Lectores Opinan |
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09-03-2017 |
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Nada como un buen plato de ancas de sapo! Buen trabajo. Saludos desde Iquique Chile. vejete_rockero-48 |
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09-03-2017 |
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Pues comé ancas de...¿Sapo?.UN ABRAZO. gafer |
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