Black stone.
Stony flesh.
Black skin.
And a chance in thousands of redemption.
Sabes, hay una cualidad extraña en el atardecer. Una cualidad fugaz, temporal, casi sedimentaria. Algo que no puedo definir ni atrapar, al punto que me enloquece, al punto que puedo quedarme viendo el atardecer entero sin saber realmente que estoy viendo.
No es el color. Los miles tonos de naranja, purpura, azul y amarillo. La forma en que el atardecer se desangra sobre su horca, el horizonte. No es eso.
Tampoco es el viento. El viento del atardecer, cada vez mas frio, cada vez mas cruel. Ese viento que se enreda en tus cabellos y pareciera querer revelar algún secreto tremendo. Un viento que quiere encontrar un significado en la luz que se escapa. Tampoco es eso.
Y menos que eso es la nostalgia. La nostalgia que me invade cada vez que la luz naranja llena el cielo cuasi nocturno. Es un sentimiento profundo, arraigado en lo mas profundo de mi ser. Arraigado tan profundamente que cada vez que sale a la superficie lo hace de una manera intensa, que se acerca al dolor sin llegar a serlo.El hecho de que no duela pero se acerque es algo que me desespera pero que, apropiadamente, no llega a enloquecerme. No es la cualidad del atardecer.
Lo que mas se acerca son los paisajes. Los paisajes que adivino entre el degrade de las nubes. Paisajes formados del mas pequeño cambio en la paleta de naranjas que conforman la luz torneada del atardecer. Aquí y alla, un raya de luz puede ser un rio derramándose por el centro de una fértil pradera, perfilado contra la sombra de una nube mas densa que podría ser unos montes, lejos en la distancia. Un atardecer dentro de un atardecer. Nadie mas que yo ha visto esos paisajes y quizá sea eso lo que hace el atardecer tan único, tan inalcanzable. Pero no puedo estar seguro, puesto que no lo se.
No se que es lo que conforma el atardecer.
No se que es lo que atrae a el.
No se que mundo extraño veo a través de sus nubes y de las sutilezas del color.
No se.
Sin embargo, cada vez que el atardecer viene, dorado, frio y cálido, hermoso y distante,
Siempre
Quiero verle.
Quiero sentirle.
Quiero bañarme en su luz moribunda y unica, morder sus nubes y abrazar su oscuridad creciente.
Quiero amarle, puesto que es unico, vivo, muerto, eterno y fugaz, mio y ajeno, cierto e incierto.
Querida madre, calida mujer, hijo fuerte, marido apuesto. |