Ojitos de miel envuelto en fuego abrasador.
Tú, tierna como flor, ardiente como el sol;
Por tu rostro lo he visto, tienes un gran corazón.
No eres dulce con sabor, pero más rica que la miel.

Genuina joya, como el zafiro y el rubí.
Brillantes son tus ojos, por fin los conocí.
En este verso yo te digo con franqueza y con fervor.
Tu belleza es siempre única, lo afirma el trovador.

Cristales son tus lágrimas en tu rostro angelical.
Tus labios dos frambuesas que parecen manantial.
Con razón está dichoso, el que te ve por el camino.

Y mira que el destino, en febrero nos logró juntar.
Para admirar tu gran belleza y siempre suspirar.

Me quedo corto al describirte, porque eres eso y más.
Sin embargo me despido, ha sido todo por hoy.
Que Diosito te acompañe y te dé su bendición.

Afectuosamente:
M.A.V.V.

Para mi niña consentida:
Sefora Saquic