En las costas de tu
corazón, encalle.
Por las playas de
tu alma, caminé.
Hacia los bosques
y prados de tu
espíritu, fui. Bajo
el árbol de tu vida,
hice mi hogar. Y en
los jardines de nomeolvides
de tu cabello, me dormí.
Ahí por siempre,
fui feliz.
Texto agregado el 03-03-2017, y leído por 143
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