Y Dios, que al séptimo día descansó, al octavo no tuvo más remedio que ponerse de nuevo manos a la obra a causa de la primera pareja humana que le daba múltiples y engorrosos trabajos.
Asi que la divinidad,que no paraba de faenar, harta de ese par de haraganes, al duodécimo día se dirigió a ellos, colérico, y les dijo:
-¡Me tenéis hasta los huevos!. ¿Queréis hacer algo de provecho de una jodida vez? ¿Quién os dijo que yo os iba a mantener toda la vida sin dar palo al agua?.
Y Adán y Eva, haciéndose arrumacos y zalemas debajo de una higuera,lo ignoraron, como si la cosa no fuera con ellos.
De modo que el creador, que era un poco soberbio y que ya empezaba a tener barruntos de que con la creación de los hombres se había equivocado, los expulsó del Paraíso.
-Hala, a la puta calle. A partir de hoy os ganaréis el pan con el sudor de vuestra frente.
Y Adán y Eva, completamente desnuditos, se vieron así como desamparados sin la protección del Creador.
Desde aquel infausto día algunos hombres dudan de la existencia de la divinidad, que los dejó así como a la deriva.Otros le rezan para que solucione los estropicios de los hombres.
Desde aquel dia Diosito, que por fin descansó, se echa unas siestas de campeonato , roncando como una vaca, debajo del árbol del bien y del mal, totalmente ajeno a las tropelías de los seres humanos, esa tara, ese error, ese fiasco.
Fue así como sucedieron los hechos , aunque la versión más popular hable de manzanas y serpientes. |