EL FANTASMA DEL AUTOR DEL LIBRO
La Ciudad había amanecido con una espesa capa de niebla, como envuelta en un velo fantasmagórico que se fue desvaneciendo en el mismo momento que la niebla se fue disipando, hasta que el manto blanco y espeso que cubría las montañas tomó visibilidad. Karen corrió las cortinas de la ventana, para mirar las montañas como siempre solía hacerlo, estaba ensimismada en sus pensamientos cuando una célula dormida de su cerebro se desperezó, causando que una corriente de pensamiento pasara por su mente y pensara en los copos de nieve de los que su padre le había hablado tanto, de los que han sido y siguen siendo inspiradores de la serie de matemática fractal; estaba abstraída en su pensamiento cuando repentinamente sus ojos fueron atraídos hacia la biblioteca donde había una bien alineada hilera de libros; tomó uno entre sus manos y lo miró detenidamente, era uno de los libros escritos por su padre y pensó en él, que siempre había sido un ser místico y enigmático como la propia vida; cuando lo abrió y empezó a recorrer sus místicas y enigmáticas letras sintió inefables sentimientos, cada hoja que leía era como una revelación mística, su escritura como que había sido tocada por los dioses plasmando en letras toda la sensibilidad de un ser extasiado, allí explicaba que el ser es mitad divino y mitad humano, mitad luz y mitad oscuridad, que el ser era como el día y la noche representado por un sol y una luna que eran el padre y la madre de la verdad de la vida. Karen leía y oía las chispas del leño chisporrotear, sorpresivamente una brisa etérea y gélida entró por la ventana y la esfera que adornaba el vidrio ovalado de la mesa de la sala de estar empezó a girar y las chispitas del leño llenas de luz se retrataban sobre el vidrio dándole a la casa un halo de misterio, el retrato de su padre que reposaba sobre el mármol de la chimenea parecía sonreírle desde el lienzo, estaba por terminar de leer cuando su lectura fue interrumpida por unos ligeros toques en la puerta, se apresuró abrir y no había nadie, solo era el silbido del gélido viento, cerró la puerta y se dio cuenta que su mente había viajado al pasado y había traído al presente el fantasma del autor del libro.
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Cuento fantástico por:
Maite Katiuska Moreno
28-02-2017
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