Suelo enterarme de pocas cosas, de aquellas que generan vida y ponen en riesgo la vida como el colisionador de partículas , los portales del infierno y el efecto Mandela, pues vivo en un mundo solo de libros.Espero la llegada de los Anunakis, a ver si esto mejora o empeora de una vez y construimos un nuevo mundo, la inteligencia escasea en la tierra y ya es hora de que alguien nos de la mano, alguien que nos ayude no a llegar a marte, sino a desterrar los siete pecados capitales y nos proponga siete remedios universales para el alma, pues cada día está más purulenta y no nos deja leer ni en la luna, estamos como en la caverna y desde ahí solo vemos imágenes imprecisas, una realidad deforme. En pleno siglo XXI andamos demasiado confundidos, demasiado a la carrera, leemos a toda velocidad y no entendemos absolutamente nada. Soy fiel a mi mismo, en mi mundo entran muy pocos seres, aunque la puerta está abierta a todos, cada cual entra o sale por sus actos, he desterrado de mi alma todos los odios, todas las banalidades, soy como un pájaro solitario en la rama de un árbol de colores, me dejo contagiar de tanta frescura y tanto canto y sigo el ritmo de los gorriones, trato de no desafinarme para no quedar en ridículo
En las noches construyo otros mundos, mundos llenos solo de palabras, trato de tocarte con mis palabras y te invito a pintar la noche, tú eliges los colores y hasta los sabores, lo importante es que no vayas a pintar un caos, pues con el que tenemos ya es suficiente. De todos los días que han fluido por el tiempo prefiero siempre el último, el que está transcurriendo, no me gusta estar pensando en lo que pudo ser y no fue, en lo que han dicho los diarios, pues generalmente mienten. La vida es el instante en el que se vive, todo lo demás es historia mal contada, mal vivida y mal expresada. Amo a quien me ama, a quien me ayuda a construir el poema, a quien tan solo me da la mano con sinceridad. Detesto la mentira y la arrogancia, soy tan solo un mortal que busca una nueva constelación para darle un mágico nombre, aunque he pensado en llamarla hija de la luz, viajera de la vía láctea, compañera de mis sueños, dadora de inspiración y liberadora de la melancolía, contigo se puede disipar las nubes para ver ese cielo azul y escribir en toda su extensión un verso inmenso que limpie la superficie celestial de esas manchas de muerte y sangre, que ayude a abrir la puerta de un nuevo soñar, de un nuevo escribir y de una nueva hermandad, pues está amenazada por los reptiles y los que se creen iluminattis en un mundo donde el pensamiento se ha quedado detenido en la época medieval, donde pensar y escribir era delito.
AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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