El ser humano nace como un proyecto sin terminar. Se va formando gracias a los lazos familiares, sociales, intelectuales y culturales. Muchas veces junto a ellos, o ante la carencia de los mismos, se autoconstruye, llegando a ser en gran medida fruto de su propio esfuerzo de creación. Es de este modo que nuestro hombre es el hijo de sí: ya que se forma, se educa, se reprende, se equivoca, se remuerde, rectifica o se estanca, avanza y en la suma todas estas acciones, crece.
Entenderemos, entonces, que este "proyecto de hombre" es el efecto de sus elecciones y de sus circunstancias, que todo su futuro será producto de cada paso que emprenda; o sea, sus elecciones (¿Han notado que "elijo" es fonéticamente igual a "el hijo? Por tanto soy el hijo de mis elecciones/elijo de mi).
Sin embargo, algunos hombres se quedan a mitad de camino. Los llamaremos "Semi-hombres", son aquellos que se conforman con la comodidad de la supervivencia, del no pensar o el hacer de sus vidas una monotonía sin mayores riesgos. Estos semi-hombres suelen acompañarse de semi-mujeres, quienes obviamente comparten su gusto por la mediocridad.
Luego tenemos a los "Hombres-hombres"; seres cuestionadores, constructores de su realidad y creadores de su ser. Raza exquisita y casi extinta, por cierto, debido a que busca complementarse con la especie muy rara también denominada "Mujer-mujer".
Y ahora, piénsate: "¿Dónde clasificas tú?", mientras yo me pienso: ¿Quién el-hijo-ser?
Un abrazo, gracias por leer...
M.D |