TENORIO CRIOLLO.



A sus años él ya había perdido
la cuenta de sus múltiples conquistas;
fueran mujeres muy bravas o ariscas,
todas al final se habían rendido.


Tenorio le pusieron por apodo
a este simpático y criollo galán,
quien con muchas ofició de chalán,
aunque era feo como Cuasimodo.


Alguna gracia debieron hallarle
para acabar rendidas a sus pies;
no se trataba de una ni de diez,
pues más de cien llegaron a contarle.


Esa vida de alocada pasión
le acarreó enemigos por montones,
entre ellos patibularios matones,
que optaron por zanjar la situación.


Partió hacia el infinito sin honores,
las damas sí lloraron al tenorio;
cuentan que jamás en ningún velorio
hubo tamaño despliegue de flores.