¿Cómo perpetuar aquello que comprende a los buenos momentos? El silencio se desnuda como una respuesta obvia en un tiempo que, arbitrario, cautiva a cada instante cual prisión perfecta e inexpugnable.

El objetivo a concretar, en todo caso, es extender las fronteras de la dicha. Esos momentos en los cuales el corazón amenaza con retornar al cuerpo; ese brillo incandescente que, sin titubeos, se desprende con suprema pasión de todo cuento recién acabado.

Pero ¿Qué hacer para que el tiempo circundante sea, en simultáneo, nuestro tiempo? Hoy las calles corren bajo nuestros pies y, por momentos, amenazan con sobrepasarnos. De la misma forma, a través de vidas enmarcadas por la urgencia del producir, la juventud languidece hasta culminar por mimetizarse en una vieja adolescencia.

Aún así, todavía es posible comprobar como el cuerpo decae al tiempo que florecen los más bellos momentos. Es allí donde se forjan los muros de una fortaleza que nos define: la construida sobre los recuerdos. Pero a no confundirse: repensar cada vivencia no implica aseverar que todo lo bueno -que siempre culmina por determinar nuestras proyecciones- se revela únicamente como una posesión inscripta sólo en el ayer.

Por consiguiente, recuperar tal espectro optimista debe tomarse como una herramienta que nos permita interpretar lo mejor que aún nos espera; eso que ahora nos aguarda justo en la vereda de enfrente. Paciente. Estoicamente. Para ello, sólo resta atreverse a cruzar la autopista del azar que día a día se interpone en nuestro camino; esa senda donde tragedias y epopeyas se reparten, entre semáforo y semáforo, el destino ínfimo de los hombres.

Después de todo, el riesgo siempre permite la evolución. Y cualquier accidente, por más severo que se exhiba, jamás podrá despojarnos de aquello que nos hace cuerpos vivos en continuo nacimiento. Un pasado que siempre es presente. Un momento que siempre será irrepetible. O, si se quiere, una conciencia encarnada que, devota, nunca dejará de ser nuestro más preciado don.




Patricio Eleisegui


El_Galo