Anoche
Volvió esa voz, ese nombre
Llamándome
Desde el hermético oleaje
Que separa la carne de la conciencia
Entre las grietas de mi corazón
Más allá de la sangre
En la recóndita isla donde dejé su alma…
Supe que no era un sueño
Supe que tampoco era verdad
Absurdo
Nadie regresa de la muerte
Solo el capricho de verme ajeno
Me habrá traído esa voz, ese nombre
Esa voz a la que arranqué la lengua
Ese nombre sin mayúsculas
Esa isla
Donde no vuelvo ni en pedo
Texto agregado el 15-02-2017, y leído por 106
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
15-02-2017
Me gusta esos finales que mandan a la mierda, perdonar es divino, pero mandar a la mierda es espectacular. Muy bien. Saludos desde Iquique Chile.
vejete_rockero-48
15-02-2017
tengo yo un poema como este, pero a mí no me llamaba, a mí me hacía el amor :) Mariavg
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