Lo que te ofrezco parece no bastarte,
lo que necesito no me lo puedes dar
y quizá es tan poco lo que quiero
y quizá es tan absurdo lo que buscas.

Me das un beso a la mitad de los labios
y tus ojos no se animan a más;
la distancia es la guía que nos une,
paradojas de este reloj invertido.

Quebradiza la tierra ante el temor se esfuma
y el eco se vuelve silencio que perdura en el tiempo
fantasmas de vos sucumben el cielo
la lluvia se mimetiza con la pena.

Y la brisa se lleva mis fracasos,
el recuerdo pasa a habitar entre los juncos,
el olvido se hace un lago de sal;
tu voz ya no tiene sentido,
se hace susurro acartonado.

Y ya no tiene sentido
este viaje sin adiós y sin destino;
Y ya no tiene sentido
que vague entre la gente solitario;
y es tan simple, que no sé por qué
no logro comprender,
que ya no tiene sentido el esperarte...