En busca de AlexandroCasals
Hace mucho tiempo que escribí algo por última vez, en esta querida página.
Poderosas razones me impedían escribir. La primera y principal es que nadie puede escribir metido en una camisa de fuerza. Una segunda razón era que había perdido la memoria completamente.
Ahora lo hago, después de una larga convalecencia y gracias a la buena voluntad de un juez medio enamorado de mi hermana y de mi billetera.
En fin, eso ya pasó y seguramente algún día contaré los verdaderos motivos de esos malos momentos.
El asunto es que llegué hace una semana a la Argentina y lo primero que hice fue ponerme en contacto con mis amigos, para estar al día en todo lo referente a esta nueva república, con gobierno nuevo, de otro signo político y que ya lleva casi un año gobernando.
Ustedes deben saber que para mí, todos los políticos son iguales, sean del partido que sean, pero no es de política de lo que quiero escribir.
Estoy buscando a mi amigo Alexandro Casals, porque lo último que supe de él, es que estaba preso en México, o en Guantánamo o tal vez en Somalía o quizá Afganistán.
Ustedes, los más viejos, recordarán que él escribía interesantes historias en la Página de los Cuentos y siempre estuvo caminando al borde de la cornisa y por lo general al filo de la ley.
Me siento obligado a encontrarlo, para que me aclare la historia que tengo en mi maltrecha memoria, sobre un turco, amigo de él, que se llamaba Mohamed y que fue asesinado, no recuerdo donde ni por quién, pero que necesito saber para poder ordenar mis pensamientos y recobrar mi cordura en un ciento por ciento.
Tengo muchos nombres que dan vueltas por mi cerebro, todavía enfermo y que debo saber de quienes se trata.
Por ejemplo quién diablos es Zepol, quién diablos es una tal Mujerdiosa, quienes son y qué hacen Gafer, Neco Perita, y el Iquiqueño Vejete Tanguero. Espero que alguien me ayude y me tire algunos datos, en especial sobre el paradero de Alexandro Casals y también sobre el marplatense Chiquilote, que si mal no recuerdo era bombisto, o sea fabricaba bombas. También me suenan los nombres de Amasofi y una tal Nilda, que hace acrósticos.
No puedo seguir escribiendo porque tengo que ir al Bar El Limbo, donde alguien que me conoce, me refrescará un poco la memoria. Mañana la sigo…
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