Carecías de lealtad,
Fue un jaque mate sin remordimientos, corazón,
Te faltó honestidad para amar a alguien como yo,
Te faltaron cojones
Para servirte de mi amor
Y que no presidieras de nada más
En aquel crudo invierno de tu horizonte.

Vomité esperanzas que se estrellaron
Contra los vitriolos de mi alma,
Vomité tus besos
Y escupí al cielo una docena de versos.

Déjame irme,
Reside en mi interior una sensibilidad enferma,
capaz de matar de un tirón
Al mejor trovador de letras
En este dolor que sucumbe;
Capaz de otorgarle indiferencia
Al excelso poeta
Con mejor munición en su libreta.

Con una palabra me bastaría
Para descolocar de pudor
A las burdas musas que te cortejan,
Con una tonta palabra bastaría
Para que compruebes el poder de mi mente
Y su fortaleza.

Si sigues escarbando
En los parásitos de mi tristeza,
Si juegas a los versos
Y te burlas de mis sentimientos,
¡¡¡Es que creerte no puedo!!!,
Partió en dos mi templo esta pena
Y esparció los desechos de conciencia,
que murieron de amor
y pagaron con olvido su condena.