Las paradojas de la historia nos remiten a una situación en la que las ideas finalmente son confrontadas y para entenderlas habrá de examinar la realidad en la cuál ellas se desarrollan y enfrentan. La actitud cambiante de nuestras perspectivas nos hace observar ,cada vez más con mayor meticulosidad, el entorno y identificando según las necesidades de cada área intelectual los problemas que se perciben como de mayor urgencia para la reflexión , lo que hace imprescindible que se aclare lo que cada uno considera como mayor problema a abordar.

Las áreas de las humanidades siempre fueron por siglos las abanderadas para resolver los problemas del hombre como lo es ahora también la ciencia y es así que todas ellas se abocan a interpretar los cuestionamientos que se presentan en la época en la cual les toca desarrollarse, podremos exceptuar los tiempos en donde ciertos dogmas guiaban espiritualmente al hombre y convencidos por estos ya no se preocupaba en contrarestarlos con sus ideas que se las consideraban como irracionales y producidas por su condición de ser imperfecto, pero esos tiempos han pasado y las humanidad se hace las mismas preguntas que las generaciones anteriores no ha podido resolver, es así que la actividad cuestionadora del hombre es permanente aunque ya el contexto sea distinto como para intentar satisfacer las dudas con experiencias anteriores. El hombre con cada generación que nace intenta replantear todo nuevamente para hallar un esbozo de respuesta.

Es con esa actitud que “empuñados” con un conjunto de conocimientos, teorías e ideas propias nos introducimos en el estudio de las ciencias derivándonos a la necesidad de conocer a profundidad un área en particular, la que consideramos como la más idónea para interpretar la realidad, está visión comprometida del individuo con pretensiones intelectuales puede verse confundida con el simple hecho de creer que aquello que hizo como elección de estudio será lo que más necesitará su tiempo, dedicándose de por vida a costa de su capacidad múltiple de reflexión, al desarrollo de esta, creyendo ver la iluminación y considerándose “el elegido” para cuestionar lo que se le muestra y vive según los preceptos de esta.

Aunque todos tengamos la necesidad de establecer nuestros propios planteamientos a resolver, eso no nos hace los únicos con la capacidad para hacerlo, es decir que lo que hayan optado por ser los nuevos interrogadores e interpretes de su tiempo intentarán “desviar el agua para su molino” desviando la atención de los posibles “nichos reflexivos” de cada época y que en cierta forma degenera, que tal vez sin malicia, la actitud para adherirse de estos “nichos” al problema. El que se diga que en una sociedad pobre el preocuparse por el destino de las letras es una empresa descabellada o que preocuparse de la miseria y la desigualdad de los pueblos a costa de ignorar las artes o las ciencias es el producto de la barbarización de la humanidad, es una idea que segmenta cada vez más las posibilidades reflexivas de nuestro tiempo. A la vez no se debe pretender que cada área de reflexión como la literatura, las ciencias sociales, las ciencias económicas o las ciencias tecnológicas intenten resolver los problemas de las demás áreas a costa de su desarrollo. Es decir que cada área se debe de preocupar por abordar el área o competencia que está dentro de sus posibilidades, ya que la realidad es una misma y las preguntas y problemas a resolver está entremezclados y sin posibilidad de distinción.

No se debe pretender asumir que una especialidad intelectual es más importante que otra en estos tiempos, se necesita a todas para que en conjunto puedan servir como una muestra total de la realidad y que cada ser pensante tomará para delinear sus propias conjeturas. La especialización es buena mientras ella contribuya al desarrollo de su propia área pero no se puede especializar la mente de los hombres, no se les debe de limitar el pensamiento y su capacidad reflexiva en pos del desarrollo de su actividad. Es necesario crear en la capacidad de reflexión de los hombres un “collage” de ideas para que aprenda a ser un importante y vital pensador y guiar con sus ideas a una mayor contribución al desarrollo a la que se considera como la mayor área: “el pensamiento humano”.