En la historia del sinapismo- que es la historia en general de la humanidad- pronto se comprendió que era igual de productivo afanarse en conocer a través de los libros para obtener saber que tratar de evitar que otros los obtuvieran por tales procedimientos. De ahí la legislación sobre ruidos y otras actividades molestas. Tanto se ha estilizado la anterior tendencia que en los tiempos corrientes hay quien se ve perturbado por el mismo silencio, la apacibilidad y la tranquilidad. Este miedo la vacío- fruto de la evolución histórica de meter gangarro a los tranquilos- se retroalimenta a sí mismo del propio ruido. Con lo que tenemos una casa de locos por planeta al que sólo falta- como hizo Nerón con Roma, por no se sabe qué contingencia- prenderle fuego.