quise ser un campeón... buscar el perdón de los dioses... amar con el corazón... entender la vida... correr sin parar tras la mujer enamorada... y luego de tantos años, siento que no sabía lo que quería... y ya junto al camino final, donde todo se hace un punto o una luz sin frontera, siento que no sé lo que aun quiero... es el cielo quizá, un momento con la claridad, eternidad... en verdad, escuchando al tiempo y el ojo de los dioses, me pongo triste y con ganas de llorar... huyendo siempre del perder, no supe que era una bendición... por ello es que escribo este texto que no sabe a miel ni a una canción...
miro los cuartos oscuros de mi casa... soledad de un tiempo que se fue... gritos que nacen del mundo de los recuerdos, brillan como las estrellas... miro mis manos gastadas... miro mi rostro arrugado y mis pechos colgados como pellejo de vaca... pero hay algo que no se gasta, es mis ganas de amar, de soñar, de esperar un instante con la verdad... y mientras escucho el nacimiento de un poema, escribo sin cesar... pues, qué mas hay para mí si no es el escribir acerca de esta vida que salta como una gota de agua en la mar...
y ya terminando aquello que jamás podré decir, me remito a esta inocente existencia y le digo que siga respirando, que siga perdonando... pues, es lo mas dulce a realizar el resto de los días que me queda por vivir...