Las paredes cantan junto al viento,
gritan por los agujeros de las ventanas
y dejan que el agua se filtre por sus grietas.
Que nostalgia me dan los lugares abandonados.
Los caminantes huyen
de las telas de araña que rodean al lugar,
mientras que los indeseables
buscan algún orificio que atravesar
para buscar refugio en ellas.
Conforme pasa el tiempo
se van creando pequeños ecosistemas,
animalitos hacen sus hogares
y las plantas crecen gracias a las memorias
enterradas entre las capas de polvo.
Las energías que se manejan me hipnotizan
y susurros imperceptibles tratan de seducirme,
de convencerme de ser parte del olvido.
Lucho con el deseo de querer correr
y con el deseo de querer entrar.
Texto agregado el 03-02-2017, y leído por 199
visitantes. (5 votos)
Lectores Opinan
01-04-2017
Hay olvidos que acicalan nuestro proceder en las insòmnicas horas y nos amortiguan de sus aromas. Fatal! Julia_flora