Mientras llueve,
mientras nace y muere
por un breve instante cada burbuja
que se pasea por mi portal,
entre líneas y versos me envuelvo,
sin consuelo ni comodidad

Se ciernan sobre
mi escuálido espíritu
las paredes de lo que una vez fue mi hogar,
pero que lentamente, inexorablemente,
mutando se encuentra a no serlo mas

Mientras cae del cielo la bendición
del exterminio del calor,
y los pájaros enloquecidos
regresan a su nido,
de lo planeado mucho antes
mi fe menguante,
mi esperanza de arrastre
se escapa y entre ronquidos se muere

En los recovecos sin salida
de la calle más triste y mas fría
se posa el cielo oscuro
sobre el silencio de los habitantes
de estas cuevas de concreto,
que aseguran el cuerpo
y aprisionan el alma

Y cada gota apuñala
tras los cristales
las finas pupilas con que miro,
y un gélido viento en el ambiente
o la simple electricidad en el aire
juega con ese algo mío ya quebrado,
eso que nunca nombre ha llevado,
pero que alguna vez perdí.