Miro distraídamente por el grueso cristal de la ventana; observando las personas que apresuradamente deambulan por el congestionado terminal de autobuses; cargan maletas y sueños rumbo a desconocidos destinos de vida.
Espero que todos los pasajeros bajen de la maquina para comenzar mi arribo. Quizás sienta algo de temor frente a un incierto día de mañana que se abre paso en esta nueva etapa que comienza.
Tomando la mochila voy despidiéndome de estos reiterados viajes a la vecina ciudad de Arica; constantes excursiones por molestos asuntos médicos. Los recuerdos se materializan frente a mis ojos y me es imposible controlar las rebeldes lágrimas de felicidad que corren velozmente por mis pómulos.
_ Muchas gracias_ Me despido del chofer con una sonrisa cuando comienzo a bajar por la pequeña escalerilla del autobús.
El verte esperándome me sorprende gratamente. Me da un ataque de risa; tu ríes conmigo.
_ Terminó Sara, toda esta mierda por fin terminó_ Digo abrazándote con fuerzas
_ Lo sé, por eso vine en tu busqueda_ Sara llora abrazada a mi cuello_ Vamos, te invito un té para que me cuentes con detalles todo lo que te dijo el doctor en Arica_ Dice secándose los ojos con ambas manos_ Además nada de caras tristes por lo que pasó con Judith Cecilia. Ahora solo es tiempo de abrazos y risas.
Camino al automóvil Sara toma mi mano. Ambos disfrutamos de la compañía y de esta inquebrantable amistad cultivada hace más de dos décadas.
_ Te quiero un montón "Mi Padawan"_ Digo sinceramente.
_ Y yo a ti mi "Obi Wan Kenobi"_ Respondes besando mi mejilla. Ambos reímos de buena gana cuando nos subimos a su vehículo.