Dándole vueltas por doquier,
ya sea en mi mente
o entre los caminos que me daban de frente,
Lyon no te puedo olvidar
contrariamente a lo que en realidad me pasaba
cuando caminaba por tus parajes.

Extraña sensación de angustia,
al caminar junto al río Rodano
daba vueltas perdido,
mientras apreciaba los techos rojos
sin ánimo de descubrir los significados
o tantas historias guardadas
tan solo en los tejados.

Sentado en un café, derramando unas lágrimas de dulzor,
corría a veces al baño para vomitar
o simplemente para respirar profundo,
luego 2 Euros, Merci y a caminar otra vez.

Entre los trenes, los buses,
vagando entre los parques húmedos de lluvia veraniega,
seguía perdido mientras le daba a una rola en "repeat",
de esas rolas que pones cuando sabes que estas perdido
y con las que buscas un poco de cobije.

Oh Lyon, ciudad de mi perdición,
tanta angustia y furor en su momento brilló,
tanto recuerdo que dejaste en mi memoria.
Ahora que allano mi pensamientos
logro dar con fotos tomadas con mis ojos,
y en una de ellas la basílica, blanca e imponente,
nos miraba desde cualquier punto de la ciudad.

Y se bien, que de un nos, sale un nosotros,
y de un nosotros se suelta una imagen,
esa donde la basílica nos rasca la espalda,
mientras sonreímos perdidos (yo si, tú no)
entremedio de la antigua ciudad.

Metido en el metro, a plaza de París, pero en Lyon,
dando vueltas en bici, o a pie bajo la lluvia,
mirando paisajes, o apreciando buena música,
jugando con la mente, muriendo en desolación,
esperando un abrazo, una sonrisa gruesa,
la silueta de quien solía tomarme por el cuello
y decirme "amor".

Lyon, eres eso,
eso que perdí pero encontré,
eso que olvidé y después recordé,
eso que cuando lo soñé nunca desperté,
jamás te alejo de mis pensamientos,
jamás te saco de mi corazón.