Un último poema de amor,
Una última canción,
Te dejo un beso
Y también te regreso
El ventrículo izquierdo de tu corazón,
Vale decir que nunca me perteneció.
Seguiré acumulando en la mochila versos,
Seguiré muriendo un poco todos los días
En este Enero,
Cambié de rumbo mi morada
Y vos intercambiaste por un par de ojos, mi alma,
Aquéllos,
Con destellos de cielo y de oro en la mirada.
Te advierto, ya que no te juzgo,
¡Me quedaré con el león!
Éste,
Que sacó de su boca un ratón,
Ladrón de besos y de queso este bribón.
¡Y vos ándate!,
Con tu Ave María,
Con tu lomo liviano
Sin el peso de tu gatita
¡Y quédate!,
Con tu docena de princesas de anuario
Y sus racimos de claveles blancos.
Te dejo ir,
Porque pa' musa no sirvo,
Y conmigo es blanco o negro
No hay gris de intermedio;
Conmigo es amor sincero,
Conmigo es sabor a prohibido,
Conmigo es intensidad y puntos en suspenso.
Pero admite,
¡Hazte cargo de una vez!,
Del valor que te faltó
Para despojarte de lo que has sido,
Para desnudarte conmigo
Y vaciarte de tu esencia
Para que me sirviera de abrigo. |