La caída
Permanecí dos días en blanco después de una caída que provocó el vacío completo de mi mente Cuando desperté escuché un ronronear suave que a veces se convertía en silbido agudo como el de los trenes de mi tiempo. Empecé a moverme y pronto comprendí que estaba en el hospital.
Mis movimientos despertaron otros a mi alrededor. Escuché una voz perentotria que ordenaba que se llamara al médico. Otra voz insistía en un “ mamá ,mamá” agitado y caí en la cuenta de que los resoplidos y silbatos eran los ronquidos de mi hijo.
Enceguecieron mis ojos con una luz ,me tomaron la presión, preguntaron cien veces cómo me llamaba. Me costaba hablar, poco después dije por fin como me llamaba, ya que parecía que era muy importante. En realidad a mí ya casi nadie me llama por nombre, dije el nombre de mis nietos y bisnietos y el de mi perro. Dadas esas claras pruebas de lucidez declararon que con unos días más de descanso volvería completamente a la realidad. ¿Valdría la pena volver a la realidad a los 94 años?