Resulta a la vez que molesto, curioso, constatar... constatar... Sí. En el tedioso avanzar de la madrugada se acaba aceptando lo patente: toda posibilidad de un esfuerzo reflexivo, tal vez no deseado. La reflexión que emana del insomnio, acongojada ante la trascendencia de éste, acaba constatando el fracaso de todos sus intentos. Quizás carezca de dotes reflexivas. ¿Qué opinas John? No opinas. Te envidio. Evadido en la cómoda adopción de un sillón, que aún no perteneciéndote has hecho tuyo; soñando imaginar futuras películas; fotografiando el sueño de imposibles tormentas eléctricas que el Monument Valley jamás verá tronar. En la agonía de tu búsqueda hallaste un ficticio refugio en los recovecos de tu perdido mundo, y tan sólo en las veces que no saben cuando, regresas desde el interior de tu cueva creadora para... ¡Háblame! Háblame como un día hablara aquella cámara oculta en el drama de Ethan. ¡Desvía tu desbordante imaginación hacia mi persona! ¡Regresa! ¡Soy yo! ¡La falsa Mauren! Simplemente Mauren O´Hara.
Es tarde... Necesito descansar y asumo que no lo haré en la superficie del sueño. Todos creen... Todos creen que perdí la razón. Que la vieja viperina, cascarrabias, o el que no sería más que un plural de sinónimos, enloqueció. Tal vez ese todos, que no es más que un reducido alguien, tenga razón, pero que poco importa. ¿Por qué me miras así bella Audrey? Tú también lo crees. En cierto modo, vosostros, reales imaginarios, también formáis parte del ellos. Ese indeterminado singular de gentes que me juzga y me rodea.
No. Esta noche no podré reflexionar... ¡Hola sueño! ¡Hola soñar! Un saludo, para una esquiva necesidad: conocer. Explorar el sin sentido del pertinaz silencio del padre de Ethan. ¿Por qué dejó de visitar los salones que antaño frecuentaron nuestras palabras?
-No has entendido nada.
-¿Eres tú bella Audrey...? ¿Eres tú? ¿Quién...? ¡Maldita sea! ¿Por qué...? ¡No deseo la respuesta del silencio! ¡Por favor...!
-No soy Audrey...
-Entonces... Dudo.
-Tan sólo soy una de ellos.
-¿Una de ellos...?
-Sí.
-¿Con un nombre?
-Lo tuve ayer.
-¿Y hoy?
-Hoy, te diré que él, que parte del ellos, dejó para siempre el arte de crear... Así lo han decidido. Serán espíritus. Simples y mundanos espíritus.
-¿Hablas por John?
-Hablo por los creadores que así lo decidieron.
He vuelto a preguntar al silencio, pero no he obtenido respuesta. No. Esta noche no podré reflexionar...
-¡Buenas noches Mauren!
-¿John...?
-Lo fui.
-¡Has vuelto!
-Siempre hay un postrero regreso.
-¿Dónde has...?
-En Irlanda.
-¿Rodando?
-Contemplándola por última vez.
-¿Por última vez?
-No volveré a rodar.
-¿Qué?
-No habrá más rodajes imaginarios. Carecen de todo sentido.
-Siempre lo han tenido.
-Tienes razón, tal vez existió un tiempo en que lo tuvieron, pero el después que siguió a la llegada es distinto al ahora.
-No te entiendo.
-Entenderás. El día que te adentres en sus profundos caminos, lo acabarás entendiendo.
-¿Hablas de la muerte?
-Quieres creer que sigues siendo el mismo, pero poco a poco, paso a paso, acabas aceptando la evidencia... Ésta mató al hombre que fue... Sí. John Ford, tan sólo es un recuerdo.
-¡No es cierto!
-¿No lo es?
-¡No. No lo es...! Estás aquí, y deseas seguir dirigiendo.
-El espíritu que habla dejó de ser director, dejó de ser irlandés; el espíritu que habla , ha dejado de ser.
-Has creído sus palabras... Las palabras de la voz.
-Como ella te dijo, no has entendido nada. Era nuestro grito. El grito desesperado de todos nosotros.
-Mañana volveré a soñar. Mañana John Ford dirigirá.
-Tal vez en un próximo mañana logres entender.
-¡No lo habrá! Como tampoco lo hubo para el niño de la guerra... ¿Por qué lo mataste John? Lo bañaste en un extraño color y luego...
-Seré marinero.
-¡Todo por una maldita Cruz de Hierro!
-Quizás en un barco a Río de Janeiro... Un barco imaginario. ¿Has estado alguna vez en Río de Janeiro?
-¿Por qué le negaste el derecho a huir? Todo el mundo tendría que tenerlo.
-Sam Peckinpah...
-Sam.
-Pregúntaselo a él.
-No ha venido.
-No vendrá. Sam, vive en los mares junto a un viejo capitán.
-¿Te vas?
-Así lo he decidido.
-¿Para siempre?
-Adiós Mauren.
-Adiós John.