Observo por el claro de mi ventana la acostumbrada y alegre llegada de aquel multicolor colibrí, cada mañana despierto agradecido al son de esa armónica melodía que se desprende de su rápido aleteo.
Salgo a disfrutar de la calidez de los primeros rayos solares, luminosos laberintos por donde planea el regocijo del pequeño pajarillo. Un interminable océano de distintos colores mece la infinita alegría de mi jardín de júbilos.
Es cuando disfrutaba de las texturas de algodón en las altas nubes, divagando en cuestiones de vida y muerte entre sonrisas talladas a mano, cuando bajo las brizas de verano encuentro tu llamado, nuevamente llega a mi vida ese viejo presentimiento de saber que necesitas de mi.
Me observas detenidamente desde tu mecanismo de defensa; agazapada entre las penumbras de una existencia que susurra constantes mentiras y miedos en tu oído. Una gran estafa que lentamente carcome todo el amor que tienes para obsequiar.
La sarcástica soledad te engaña engalanando de falsas sonrisas una temible soledad. Pregona a los cuatro vientos que es tu destino, Más solo busca envenenar tu mente con verdades a medias; oscuras tonalidades ciegan el calor de tu alma.
¡Pero nada allí es real ni cierto! Créeme, yo viajé una eternidad por esas rutas pantanosas.
_Ven, toma mi mano, camina conmigo que el sendero en solitario es demasiado oscuro_ No puedo despertar tu cariño con nada, pues de nada dueño soy. Más puedo regalar el simple aroma del vuelo de un colibrí en la mañana, obsequiar el perfume plasmado en cada uno de los pétalos de las rosas cuando la avecilla baila entre sedosos colores.
Juntos liberaremos las cadenas que te atan a las ciegas tormentas endemoniadas de penas. las alejaremos con el dulce hálito de un millar de apacibles besos de amor sincero.
Al temblar de tus labios se calcinaran los infiernos donde has elegido habitar, te mostraré una nueva manera de sentir la vida, se manifestara tras nuestro cielo sembrado de vientos sedientos de tu suspiro.
La sonrisa con la cual decides adornar tu rostro resquebraja la máscara sepia que cubría la belleza de tus facciones. ¿Pensabas que en la soledad encontrarías las respuestas? Quizás sea así, no podría decirlo con certezas.
Más puedo ayudarte a encontrar respuestas bajo la atenta mirada del vuelo del ave de Bach, cuestionamientos rebosan en alegres tonalidades multicolores.
Y en este momento la obscuridad no necesita de ti, no reclamará tu espíritu pues estarás bajo la protección de las sílabas de una historia que comienza a relatarse de nuestra mano y la promesa de un viaje juntos.
¿Comprendes que estamos ligados por un tiempo que no entiendo?
He cruzado desiertos de olvidos para llegar a ti; no deseo volver a olvidadar el sabor de tu mirada.
_Ven, desnuda tu espíritu, ven y sonríe junto a mi. ¿Recordaste en tus sueños la ruta compartida?
|