Inicio / Cuenteros Locales / godiva / El viaje más largo
Siempre me intrigó la idea de que existe un tiempo subjetivo que hace que percibamos algunos sucesos como interminables y otros "pasen volando".
Cuando algo nos disgusta el tiempo parece transcurrir más lentamente, pero los buenos momentos son tan efímeros que nunca llegamos a disfrutarlos lo suficiente.
En aquella ocasión, mis percepciones fueron confusas.
Luego de quince días de vacaciones, el viaje de regreso se prolongó tanto que al volver a mi trabajo alguien me estaba reemplazando.
Todo comenzó con la tormenta. El avión descendió de manera abrupta mientras se sacudía ferozmente. Recuerdo que cerré los ojos y al abrirlos escuché que tendríamos que efectuar un aterrizaje de emergencia. En ese momento el pánico me dominó. Todo el mundo preguntaba qué estaba pasando.
Una enorme nave se desplazaba junto a nosotros. Pude ver que nos acercábamos peligrosamente. Era como un imán que nos atraía hasta que al final quedamos adheridos a ella.
El interior del avión adquirió un extraño color azulado y los ojos de los pasajeros se veían rojizos. Intensas luces me enceguecieron cuando miré por la ventanilla. La nave irradiaba una luminosidad tan potente que era como mirar al sol.
La gente gritaba y las azafatas, aterradas pero cumpliendo con su trabajo, trataban de calmar a los pasajeros.
Yo intentaba dejar de temblar pero mi cuerpo no respondía a la orden de tranquilizarse que le daba mi cerebro. Tal vez todo era un sueño, pensé mientras me pellizcaba para despertar.
Quería que el tiempo transcurriera deprisa y que aquella pesadilla terminara. Pero los minutos ya no duraban sesenta segundos.
En cierto momento, el miedo le dio paso a la aceptación, y me encontré esperando el final. Tal vez una explosión acabaría con todo aquello. Quizás viajábamos hacia otro planeta, otra galaxia o inclusive otra dimensión. ¿Quienes nos estaban secuestrando? ¿Una nave extraterrestre? ¿Seres que querían estudiar nuestros comportamientos?
Dejé de pensar en eso...hice un balance de mi vida, desfilaron recuerdos, pensé en todas las personas que había amado y todavía amaba...
Luego lloré, protesté, rogué, finalmente me calmé y... me quedé dormido.
Desperté cuando nos informaban que en treinta minutos llegaríamos al aeropuerto. El cielo exhibía un brillante color azul.
Al llegar, me sorprendí ante una gran cantidad de periodistas y varias ambulancias que nos estaban esperando.
Pero la mayor sorpresa fue enterarme que estuvimos desaparecidos durante seis largos meses.
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Texto agregado el 13-01-2017, y leído por 212
visitantes. (2 votos)
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Lectores Opinan |
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13-01-2017 |
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Me atrapó tu relato Godiva. MarceloEduardoArrizabalaga |
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13-01-2017 |
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Muy bueno, con ese punto de intriga y misterio que siempre sienta tan bien. **** senoraosa |
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13-01-2017 |
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Ahhhhh, fantástico relato, pleno de ficción y metafísica, da para múltiples lecturas e interpretaciones. Cinco aullidos yar |
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13-01-2017 |
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buen relato e inmejorable final seroma2 |
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