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Era el cura prototípico del franquismo: soberbio, déspota y con una enfermiza obsesión por el pecado. La Iglesia había sido para él el modo de salir de la pobreza, hijo como era de una humilde criada.
Aunque éramos pequeños , todos sabíamos que el padre de Libo era alcohólico. Colérico como era el párroco, la humillaba recordándoselo cuando la pillaba distraída, hablando durante la catequesis
- ¿Estás borrachaaaaa? - le gritaba fuera de sí, sacudiendo la " leona", una vara con la que golpeaba nuestras manos cuando nos cogía en falta.
Aunque éramos niños, todos juzgábamos que ese no era proceder correcto.
Nos confesábamos según los pecados cometidos contra cada Mandamiento. Todo era pecado. El infierno era el castigo.
Recuerdo aquel día en que el hijo del secretario se meó de miedo arrodillado delante del confesonario ante las risotadas de todos los que esperábamos el turno para confesar pecados que ni entendíamos.
No robarás , habíamos oído a menudo a Don Emeterio. Ese pecado sí nos quedó claro e inoculado a fuego en la conciencia, de modo que el día en que Charito me propuso coger un higo de un cajón que una vecina del lugar tenía a la puerta de su casa para la venta y sucumbí a la tentación, se iniciaron mis desvelos por el posterior remordimiento.
Visualizaba por las noches las llamas del infierno. Me desvelaba ante el deber de tener que confesar a Don Emeterio el hurto cometido. Temblaba por el miedo a la penitencia.
Charito, menos sugestionable, quitaba hierro a mis temores.
Cuenta mi madre que un día le advirtió Don Eme que no me mandara a la iglesia con vestiditos tan cortos, que llamaba la atención. Yo debía de tener por aquel entonces ocho años.
Lo cierto es que este émulo cruel de Fermín de Pas fue el encargado de avinagrarnos los días azules de la infancia con miedos absurdos.
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Texto agregado el 12-01-2017, y leído por 226
visitantes. (7 votos)
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Lectores Opinan |
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13-01-2017 |
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Lamentablemente no acabaron con el franquismo estos tipejos, continúan bajo otras mascaras seroma2 |
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12-01-2017 |
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Dicen que solo hay un pecado. NO ROBARAS!!. No robarás una vida, no robarás la mujer del vecino, ni su coche, ni su wifi, ni la paciencia de tu padre, de tu madre, ni robaras verdades ni mentiras, ni estrellas doradas ***** grilo |
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12-01-2017 |
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Los curas de la ´rpoca, tal como tú describes al tuyo, han sido los creadores de conciencias culpables de nada, atemorizadas por todo y con una particularidad que obvias en tu fiel relato, pero que la conoces tan bien como todos aquellos que los hemos padecido en nuestra juventud. Para aquellos curas, los 10 mandamientos se resumían en uno: el sexto. Los otros mandamientos eran irrelevantes. Por que sería?+++++ crazymouse |
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12-01-2017 |
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El poder de la iglesia se afianzó con la amenaza del infierno y sus diabólicas torturas.Similares en todo a un invento de la misma iglesia:el mal llamado "Santo" Tribunal de la inquisición.Pregunten a una de sus víctimas más famosas: S"Santa" Juana De Arco,a quien asesinaron y luego canonizaron estos demonios de la iglesia.UN ABRAZO. gafer |
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