Llegaste a mi vida pisando fuerte;
bastó una demoledora mirada
de tus claros ojos de miel
y,sin condiciones,fui tu esclavo.
Capitulé sin ser vencido en batalla.
¿ Para qué pelear si de antemano caí,
embrujado por la sonrisa
de esos sensuales labios rojos ?
Sumiso ofrecí mis muñecas
que tú ataste con suaves lazos;
tus tobillos alrededor de mi cuello
y nuestras pelvis fundidas,
sellaron una unión de cuatro lustros,
que aún hoy ve con esperanza
al auspicioso futuro.
Texto agregado el 11-01-2017, y leído por 320
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Lectores Opinan
12-01-2017
Un hombre que se declara libre de ser esclavizado por los encantos de una mujer. Sea esto una atracción, tiene el motor suficiente para haber durado tantos años. Que nada lo obnubile. guidos