Sergio llora en silencio mientras regresa a casa de la mano de su madre. Había ido al circo. ¿Por qué lloras, no dijiste que solo querías ver a los payasos? le increpaba ella...

Sergio quería ir al circo. Sus padres creían que era una mala idea. Él era demasiado entusiasta. Quizá imitaría a los trapecistas y terminaría rompiendose un brazo al saltar del arbol del patio, o algo por el estilo. Tenía demasiada imaginacion.

Sergio insistía. Quería ir al circo. "Solo quiero ver a los payasos", decía. Su ansiedad crecía conforme se acercaba la fecha de partida de los payasos, y sus compañeros comentaban lo mucho que se habían divertido viendo a los payasos...

"Esta bien", dijo su padre tras dias enteros de "¿puedo?". Pero el permiso era restringido:
1. Iría con su madre.
2. Entraría solo cuando los payasos se presentaran.
3. Saldría en el momento en que terminara la funcion de los payasos.

Sergio sonreía nerviosamente mientras esperaba a la entrada del circo. Su madre le permitiría entrar desde el principio de la función. Total, no había forma de que entrara despues...

Primero a los trapecistas. Nisiquiera los vió. Trataba de vislumbrar algún peluquin rojo tras bambalinas. Siguió la domadora de leones. Pero él estaba ocupado buscando zapatos grandes bajo las sillas. Los perros danzarines hicieron su entrada y el buscaba payasos por todos lados... hasta que llegó el tan espeerado turno.

Los payasos saltaban, cantaban, se pegaban, caían reían. Sergio no cabía de la felicidad. Un payaso se acercó a donde estaba y le ofreció un silbato. ¡Que alegría!... entonces lo vió.

Vió al payaso.

La sonrisa gastada. El maquillaje humedecido. Los ojos apagados. El rostro asqueado. La decadencia.

Sergio llora en silencio mientras regresa a casa de la mano de su madre. Había ido al circo. ¿Por qué lloras, no dijiste que solo querías ver a los payasos? le increpaba ella...

Lloro madre, porque los payasos no me hicieron reir.