Te irás
Y cuando llegue la mañana no estarás,
La vida nacerá en las praderas del alba
Y se extinguirá con el día
La antología de mis penas diarias.
Olvido serás,
En pasado y abertura en el alma
Te podas transformar,
Y te entregaré a la soledad de mi vida
Para que seas parte
De los fantasmas y de los demonios
Que me habitan a menudo.
Te irás, ¡menudo alboroto!
Deshabitado el corazón quedará,
Y con la frente marchita me sumergiré
En la escritura de las estructuras internas,
Éstas,
Que culminarán en desechos de escombro.
¡No me hables!
Que no quiero escucharte,
¡No me mires!
Que la luz que habitaba ha muerto,
Porque para brindarme la calma que necesitaba
Has llegado tarde.
¡Déjame!
Con el corazón a cuestas,
Con la tristeza sobre las manos éstas,
Con la pasión estancada
En las tripas revueltas.
¡Sálvate!
Porque el amor que sentía por vos
Ha sufrido un suicido en esta madrugada,
Porque la dulce ternura que nos conmovió
Se ha corrido por los intersticios de la falsa esperanza.
Prosa que aquí te canto,
Él se irá,
Con la misma liviandad
Que un día ha llegado.
No manipules mi razón de trascendencia,
No daré oficio
A que te llenes la boca
De engañosas promesas.
Un pedido a la providencia le haré:
Un cielo amplio de estrellas pa' correr,
Un par de alas nuevas pa' dejar los pies,
Y un desencanto de amor extraviado
Para redescubrir el sentido de mi Ser
Frente al universo que es omnisciente a mi fe.
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