Con terca actitud de oscuro origen yo me niego.
Y reniego de
saber que todo ya está escrito.
Aspiro a dar vueltas las agujas a la inversa
por si ganara así algunos días
que sumaría al transcurrir del
tiempo y nombre
propio.
Pero compruebo que nada me obedece
Ando entre la gente,
mendigo caricias.
Destruyo lo que más amo por pura y
obstinada manía de hacer
lo bueno y lo malo,
a mi arbitrio.
Hacer y hacer… y nada me convence,
ni la sombra de un equívoco
ni la piedra que por tercera vez
aparece en mi camino.