Yo, aunque les hago partícipes de muy poco de lo que escribo, tengo representado en mi casa los dos sectores de la crítica. Por una parte, está mi madre, que escucha con orgullo algunas de las cosas que escribo. Yo rebajo su entusiasmo considerando que es una mujer poco experta en letras, fácil por tanto de contentar. Siempre me dice que a ver cuándo me animo a publicar mis escritos.
Por otra parte, está mi hija, una adolescente que detesta que le lea lo que escribo y que a menudo se atreve a parodiar mis ripios ("Ja, ja ja, ja. En un pueblo junto al mar yo me fui a enamorar"- me dice riéndose a mandíbula batiente y burlándose de las facilonas rimas agudas.
Yo no soy poeta-le digo. Solo una aficionada).
Yo rebajo su escaso entusiasmo ante mis creaciones juzgando que está en una etapa imposible.
Enfín , en esta página también tengo mis detractores ( no hay más que leer los comentarios) y mis seguidores (a los cuales agradezco desde aquí que se pasen por mis letras), como en la vida misma. Para gustos se hicieron los colores.
Lo cierto es que yo no puedo vivir sin escribir. Es una pulsión irrefrenable con la que disfruto mucho. Me gustan mis momentos en las nubes sin afán ninguno de notoriedad ni de gloria aunque debo de reconocer que es agradable tener lectores. Muchas gracias por su tiempo.