Los cazadores de conciencia estrujan
el imperfecto arte de mirar.
Nunca se agotan de sus fatigas
buscando un secreto mágico, íntimo y adorado,
en las heridas de las vidas privadas.
Nadie puede detener esta amarga inclinación
mientras tengan saliva suficiente para comer.
Texto agregado el 04-01-2017, y leído por 183
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Lectores Opinan
04-01-2017
Andar fisgando en las vidas ajenas es un feo vicio, tan feo como tirar la piedra y esconder la mano.Bien , seroma. hipsipila